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APUNTES SOBRE EL ORIGEN APOSTOLICO DEL CRISTIANISMO... 61 del Martirologio romano n. Es bien sabido que la Iglesia tiene some– tido a revisión dicho material, que nunca es irreformable. Y tam– bién es bien sabido que el estancamiento en ese terreno no ha de– pendido tanto de razones críticas internas de los especialistas, como de razones no históricas, llámense costumbres, inmovilismo. o inte– reses no confesados. En dicho contexto, recordemos que tanto valen dichas "lecciones" cuanto valen los fundamentos históricos que las sostienen. Estamos lejos de minusvalorar los libros litúrgicos de la Iglesia, pero lejos también de comprometer a la Iglesia por dicha causa ante la historia. Y más lejos todavía de pensar que la his– toria ha conseguido una apoyatura irrevocable a causa de· tales tex- \ tos litúrgicos 12 • Con semejante criterio deben ser tratados los tex– tos escogidos o compuestos para las partes variables de las misas, referentes a lestas en relación con los orígenes apostólicos 13 • Atención especial merece, por otra parte, el hecho de la inter– vención del magisterio pontificio en casos similares. Por ejemplo, la bula del Papa León XIII en el caso compostelano. Nos referimos a la bula "Deus omnipotens", Roma 1888 noviembre 1, por la que el Pontífice aprobaba y confirmaba de cierta ciencia la sentencia del cardenal arzobispo de Santiago de Compostela sobre la ide_n– tidad de los cuerpos de Santiago el Mayor y de sus discípulos Ata– nasia y Teodoro, hallados en el sepulcro de la cripta en las exca– vaciones de final de siglo pasado 14 • Sabemos el respeto que merece en concreto dicha bula leonina, como otras semejantes enviadas desde la curia romana. Pero también conocemos el alcance de semejantes actos y documentos ; dados en esa forma no dirimen cuestiones pu– ramente históricas, ni pueden ser usados para dejar terminadas por vía del magisterio, contenido en una bula pontificia, cuestiones no terminadas en la vía de la investigación y de la historia 15 • n con. Vat. II, Const. Sacrosanctum Concilium de sacra Liturgia, n. 92. Sobre las normas para la lectura hagiográfica véase La nueva ordenación general de la li– turgia de las Horas, Madrid 1971, nn. 166-168 (ed. Subsidia llturgica del Seer. Nac. de liturgia). 12 Los criterios seguidos en la corrección del breviario y de los resultados pue– den verse en A.-G. Martimort, La Iglesia en oración... (Barcelona 1965) 833-4. B. de Gaiffier, 'La lecture des· Actes des Martyrs dans la priére liturgique en Occident', A.nall. Boll. 72 (1954) 134-166. 13 Es conocida la composición de estas partes variables de los oficios litúrgicos, en que se ha deshojado la biblia para encontrar textos consonantes, aplicados sim– bólicamente. 14 El texto de la bula en ASS (Roma 1884) 262-270. Tuvo en cuenta precedentes pontificios para declarar la .autenticidad de cuerpos de santos y confirmó la senten– ::ia del cardenal-arzobispo. de Santiago. 1s Puede verse en cualquier texto de teología el valor de una bula pontificia normal. Una clasificación por orden de importancia en F. della Rocca, Manual de d-erecho canónico 1 (Madrid 1962) 257. Sobre el valor de tales documentos véase G. Baum, 'El magisterio en una Iglesia cambiante', Concilium 21 (Madrid 1967) 70-87.

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