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66 REVISTA ESPAÑOLA DE TEOLOGIA.-Tarsicio de Azcona Creemos que tales exploraciones han llegado a resultados positivos. Aunque también creemos que, no obstante las voces y las campa– nas, las exploraciones no tocan sustancialmente al hecho jacobeo 31 ; en cambio han aportado datos valiosos sobre el culto al apóstol en el arranque de la gesta de la reconquista. 8. TRADICIÓN JACOBEA ZARAGOZANO-PILARISTA Sabemos que los hacemos todo más difícil; pero creemos que nuestra afirmación es conforme a la realidad. Ahí tenemos la tra– dición pilarista en solitario, obligada a sostenerse en pie por sí mis– ma. No es por socavarle cimientos; es que la historia no puede pre– sentarla de otra manera. En los dos núcleos se parte de una presen– cia evangelizadora santiaguista. Es el único punto de comparación y de referencia. En todo el resto, Compostela desconoce a Zaragoza y el culto fontal del Pilar tampoco conoce al culto compostelano. Allá se pensó en otra advocación mariana, la de Covadonga. Aquí se recortó y circunscribió sustancialmente la acción jacobea a la región aragonesa. Una confirmación más completa de cuanto decimos podrá llegar por diversos cauces; por ejemplo por la vía no escrita, pero feha– ciente, de la toponimia y de la hagionimia, por los nombres de lugares y de santos. Todavía no se ha realizado un estudio exhaus– tivo; pero se tiene la impresión de que el argumento daría no poco juego 32 , en favor de la dualidad de tradiciones. Nótese bien que en manera alguna negamos el culto mariano en Galicia y en Compostela, ni el culto al apóstol Santiago en Aragón y en Zaragoza. Sólo hacemos notar la falta de nexo entre dos he– chos que tienen en su origen a un mismo protagonista, así como la falta de relación en manifestaciones posteriores. Aparecen como dos mundos distintos, con órbitas bien diferenciadas. Galicia no ha sa– bido nada de la tradición pilarista en el momento inicial del culto jacobeo. Zaragoza ha conocido la fama de Santiago de Compostela y ha visto pasar por su suelo rutas jacobeas. Pero luego ha proce– dido por su cuenta hasta elaborar un hecho religioso propio. a 1 Las publicaciones son muy numerosas. Véase M. Chamoso Lamas, 'Crónica. Excavaciones en la catedral de Santiago de Compostela', Arah. Esp. Arte 27 (1954) 183-187; 'Excavaciones en la catedral de Santiago', ibíd. 31 (1958) 39-47; F. Ifiíguez Almech, 'Las excavaciones en la basílica del apóstol', Santiago de Compostela en la historia... 3-22. Existen otros importantes estudios de J. Carro Otero, J. Guerra Y E. Kirschbaum. a2 No abundan los estudios en este campo. Puede orientar L. López Santos, Influjo de la vida cristiana en los nombres de los pueblos españoles (León 1952), en el que se puede ver la hagiotoponimia sobre Santiago, María, etc. Puede servir también de ejemplo M. D. ;tl/Iatéu Ibars, •La tradición oscense y el itinerario vicentino', Pirineos 23 (1967) 327-329, con una recopilación de hagionimia.

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