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APUNTES. SOBRE EL ORIGEN APOSTOLICO DEL CRISTIANISMO... 65 Hagamos algunas incisiones en dicha bibliografía y en dichos avan– ces. Es conocida la defensa acérrima que hizo el P. Fidel F'ita del hecho compostelano contra las impugnaciones nacionales y extran– jeras, sobre todo del abate Duchesne. Dicho académico derrochó su– misión a la bula de León XIII, apiló erudición para rebatir y poner en solfa la forma de investigar del abate francés y emplazó sus mejores armas para demostrar la no presencia del arzobispo de To– ledo en el concilio IV de Letrán (1215) y que por tanto era apó– crifa la disputa entre los arzobispos de Toledo y de Santiago en torno al hecho compostelano 21 • La investigación seria y de primera mano se ha encargado de echar por tierra tantas elucubraciones y obliga a dar otras respuestas a las objeciones propuestas desde 'l'o– ledo en el concilio ecuménico contra la tradición compostelana 25 • Puesta en entredicho la evangelización jacobea de la Península, los estudiosos han tenido que esclarecer el origen del culto en Com– postela. Ninguna tesis más seductora que la de J. Pérez de Urbel sobre el origen del culto a través de reliquias del apóstol, llevadas consigo por cristianos fugitivos de Mérida ante la invasión musul– mana 26 • Aunque teniendo en cuenta todas las hipótesis con sus in– terminables matices, nunca podrá olvidarse que el origen del culto estuvo condicionado por un determinado contexto socio-religioso. Con reliquias o sin ellas, con traslación o sin ella, con descubrimiento del sepulcro o sin el mismo, el hecho jacobeo compostelano, lo mis– mo la evangelización que el culto, adquirió consistencia histórica en el reino de Oviedo y fue empleado como acicate en la estrate– gia espiritual de la reconquista 27 • Nunca agradeceremos bastante a quienes van aquilatando testi– monios aducidos si cesar 28 , a quienes atisban camin·os nuevos 29 o a quienes sintetizan cuanto se va escribiendo 30 • Aunque el recono– cimiento mayor se lo merecen cuantos han depositado su confianza en la arqueología, a fin de hacer avanzar la visión del problema. 24 F. Fita, 'Santiago en Galicia'... , Razón y fe 1 (1901) 70-73, estudio que pro– longó en los fascículos de ese año y del siguiente. 25 J. F. Rivera Recio, 'Personajes hispanos asistentes al IV Concilio de Letrán', Hispania Sacra 4 (1951) 335-355. 2G J. Pérez de Urbel, 'Orígenes del culto de Santiago en España', Hispania sacra 5 (1952) 1-31. Las réplicas a esta tesis fueron numerosas. 21 Es insustituible J. Goñi Gaztambide, Historia de la bula de la cruzada en España (Vitoria 1958), en cuyas primeras páginas traza con maestría el comienzo de la reconquista. En distintas ocasiones se han manifestado en el mismo sentido auto– res tan prestigiosos como R. Menéndez Pidal y J. Pérez de Urbel. 28 E. Elorduy, 'La tradición jacobea de Galicia en el siglo rx' Hispania 22 (1962) 223-256, donde se revisan las leyendas del siglo xx y en el que se encontrarán refe– rencias a otros estudios. A Mundó, 'El Cod. Parisinus lat. 2036 y sus añadiduras hispánicas', Hispania sacra 5 (1952) 67-78, estudio modélico que enseña a descubrir datos importantes para el origen del culto en documentos impensados a primera vista. 29 Explicación mítica en A. Castro, Santiago de España (Buenos Aires 1958), sobre todo el ensayo "Los dioscuros y Santiago", 89-104. La tesis mereció diversas y tajantes réplicas. 30 M: Torres, 'La Iglesia en España romana', Historia de España dirigida por R. Menéndez Pidal, 2. España romana... (Madrid 1955) 447-486. 5

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