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,, LA PIEDRA, LENGUAJE EVANGELICO A los humanos se nos enseña ·/-\. más con la imagen que con las palabras, por ser un len– guaje comprensible a todos. Es como tener, la posibilidad de con– templar constantemente vivo el espi'ritu de 1.m hombre hecho arte. En los siglos en que se levantaron nuestras catedrales románicas y góticas, al pueblo se le instruía con la piedra. En sus portadas, capiteles y paredes aprendía el pueblo la palabra y los hechos de la revelación de Dios; la historia bíblica, el Evangelio de Jesús y la vida de la Virgen y de los santos. San Francisco fue muy pronto presentado al conocimiento de los fieles a través de la piedra, la madera o los lienzos de los templos de todo el mundo. Así lo contem– plamos ya en la catedral de Ciudad Rodrigo -Salamanca-, por donde parece que pasó el ••Pobrecillo hacia 1213 cuando se estaban levantando sus muros. Esto nos hace suponer con evidencia que su pobreza, sencillez y bondad llamó la atención de los constructores. Y desde entonces alegre, pobre y humilde, los hombres le han ensal– zado. LEON QUIERE TENER A SAN FRANCISCO EN SU JARDIN San Francisco debió estar en España entre mediados del año 1213 y octubre de 1215. No consta con toda certeza que pasara por León en su visita a Santiago de Compostela para visitar la tumba del Apóstol. Una tradición habla de que siguió el camino por. Villa– franca del Bierzo, Ponferrada y Astorga. Según el franciscano Fr. Jacobo de Castro, San Francisco permaneció algún tiempo en Astor– ga, donde, al caer enfermo, "resol– vió ir a visitar el sepulcro del Apóstol Santiago". Los astorganos pidieron a San Francisco fundara un convento, a lo que el Santo accedió gustoso. Es seguro que en 1258 había algunos franciscanos en Astorga, y que en 1272 se fundó el convento de San Francis– co. En la catedral de León se admir,a un grupo escultórico en el tímpano de la puerta central, sobre la esta– tua de Nuestra Señora ''La Blanca", en el que aparece San Francisco o un Franciscano con la capucha calada, un rollo de pergamino en la mano y en actitud de conversar con un rey o una reina. Ciñe su hábito con el cordón de nudos. En la provincia de León se ama y se vive todo lo franciscano, Y. cada franciscano experimenta el ~arifio de la gente y su simpatía hacia San Francisco.

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