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piración son entre otras: el busto del P. Isla en el Jardín de la Esta– ción de Matallana; el Monumento a la Madre en Ponferrada; a Juan Guereño en Crémenes; a Odón Alonso en La Bañeza y León; al Ganadero en Bañar. Y en nues– tra ciudad el busto de Quevedo en su parque; al rey Juan Carlos en el Ayuntamiento y Gobierno Civil, etc. EL MONUMENTO A SAN FRANCISCO: LA VIDA DEL HERMANO DE ASIS EN PIEDRA SAN FRANCISCO CANTOR DE LAS CRIATURAS L A idea original del Monumen– to a San Francisco, fue ante todo misionera. Los que conocimos a Fray Pacífico de Pobladura, sabemos que él todo lo ideaba como homenaje y servicio a las Misiones. "Ayudante de misioneros y servidor de los indios" firmaba Fray Pacífico todas SL,JS cartas y escritos. El quería que San Francisco hablase y moviese al amor a Cristo a todos los hom– bres que contemplaran su figura; que sugiriese la amabilidaid y deli- cadeza . de todos los hombres hacia "El Niño de Belén" y hacia todas las cosas, criaturas bellas del "Altísimo, Omnipotente y Buen Señor". Y quería también que el Hermano · Francisco siguiera mo – viendo muchos corazones a entre– gar su vida en servicio a las Misio– nes. Pensamos que no era quitarle nada a la idea de San Francisco Belenista, s·ino darle un sentido más universal y. misionero, al presentar en el Monumento a SAN FRANCISCO, CANTOR DE LAS CRIATURAS. Así aparece en la imagen esculpida por nuestro . artista Angel Muñiz Alique. Es San Francisco en el momento de entonar el Cántico de las Cria– turas o del Hermano Sol: "Alabad y bendecid a mi Señor, y dadle gracias y servidle con gran humil– dad". Es como si fuera la primera vez que lo pronunció. Era el primer balbuceo de. la lengua italiana, allá por el año 1225, un año antes de su muerte, casi ciego de los ojos, pero ·con el espíritu más abierto y claro que nunca para contemplar a Dios y a todas sus criaturas. Lo escribió el Hermano Francisco en el convento de San Damián, al lado mismo del Cristo de la Ermita de San Damián que le había hablado y mandado reparar la iglesia que amenazaba ruina. Francisco le compuso también música para que lo cantaran diariamente sus frailes y las Hermanas Clarisas, y él mismo