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264 VICENTE MUÑIZ RODRIGUEZ I.-LA EXPRESIÓN Y SUS COMPONENTES Tres grandes preocupaciones desencadenan, en su origen, la acción :filo– sófica de E. Nícol y la hacen posteriormente moverse en líneas muy deter– minadas y concretas: la antropológica, la historicista y la metafísica. En ellas, se nos descubren los componentes constitutivos de la expresión. Los carac– teres o notas que la definen. De manera consustancial, los conceptos de situa– ción, sentido y comprensión se unen al de la expresión, para concluir que el hombre es el ser de la expresión por excelencia. Cada uno de estos conceptos nos lleva como de la mano al otro. I. Situación y expresión El concepto medieval de status sirve de antecedente añn al concepto ac– tual de situación. Tanto en el sentido de status viae, como en el de status termini se nos presenta un modo de estar del hombre. El primero, en transi– ción, caminando entre éste y el mundo del más allá. El segundo, en la estabi– lidad que deriva de la consecución de la inmutabilidad del ser, a cuya fuente se llega por el movimiento peregrinante en la temporalidad histórica. Modernamente, el concepto de situación es elaborado por las :filosofías antihegelianas que consideran Jo, real como algo distinto de lo objetivo y que no incluyen al sujeto como ámbito dentro del cual se dé la realidad ob7etiva. El existencialismo, en el sentido más amplio de esta palabra, es quien empa– renta más íntimamente con la noción de situación. Y esto, porque el hombre es un ser en situación, ya sea la situación una vida, una libertad, un absurdo, una soledad o cualquiera de los modos de estar en el mundo. Para E. Nícol, la situación del ser es su modo de existir. El ser es redu– cido a uno de sus modos: el existente. De esta manera, la pregunta tradi– cional ¿ qué es el ser?, ¿ en qué consiste? es sustituida por la de cómo es el ser. Ahora bien, el cómo del ser sólo se da en su expresión, en su fenómeno. Se rechaza la dicotomía de carácter platónico ser-apariencia, en la que el ser está como oculto y velado por el fenómeno. Por el contrario, mediante un análisis fenomenológico E. Nícol llega a la conclusión de que "si hay algo que no requiere exploraciones ulteriores, algo que se da con plenitud y autenti– cidad a la primera inspección, algo en suma que es esencialmente fenómeno, esto es precisamente el ser". Ahora bien, el fenómeno tiene sentido sólo en la expresión humana. Así, la situación queda referida primordialmente al hombre y en él constituye como una categoría o principio ordenador de las distintas realidades particulares, especialmente las que se relacionan con el azar, el destino o el carácter. Estar ubicado en una situación es lo característico de la existencia hu– mana. Pero esto no quiere simplemente decir que el hombre ocupe un sitio en la historia. Se trata de algo más profundo: de vivir desde una situación cuyo carácter fundamental es el de ser única. El hombre se encuentra en· la situación de un ser que vive una vida única. Y dado que la vida es movimien– to del sujeto que está en ella y co;:i el movimiento se da cambio, el tiempo se adscribe ontológicamente a la vida haciéndola sobrepasar el ámbito de lo meramente biológico, para convertirse en biografía. El hombre no es un

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