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Dos mentalidades en la idea del Bien seg(m S. Buenaventura 121 se halla en que todo este proceso ascendente, impulsado por el eros, es un proceso claramente impersonal. Ahora ante esta cúspide pagana del canto de Diótima a la Belleza Eterna y al poder omnipotente del eros que impulsa a darla alcance, sintamos el contraste de la cúspide cr,istiana que leemos en San Agustín. Nos place transcribir el pasaje agustiniano, tal como fue escrito, para que se perciba mejor este contraste: « Sero te amavi, pulchrítudo tam antiqua et tam nova, sero te amavi! Et ecce intus eras et ego foris et ibi te quaerebam et in ista formosa quae fecisti, deformis irruebam. Mecum eras, et tecum non eram... » 5 • Un análisis estilístico muestra que frente al discurso de Diótima, entusiasta, pero frígidamente impersonalista, San Agustín es todo un hervor dia– lógico con la Belleza Eterna, que, por serlo, es ta antigua y tan nueva. Adviértese en el texto un precipitado sucedere .del vocablo «tú», que es el perenne vocablo del balbuceo del niño con su padre. Es que San Agustín no contempla a la Belleza Eterna como algo en sí misma, fascinante en su esplendor, sino encarnada en su Dios, su dulce Padre con el que entra en coloquio confiado. Esta interpretación del amor a la eterna Belleza, cuya inflexión desde Platón al pensamiento cristiano realiza San Agustín, ex acep– tada plenamente por San Buenaventura. Lo vemos sobre todo en que el <;ioctor seráfico sigue a San Agustín en ese género literario, invenci6n genial del Cristianismo, a quien el mismo San Agustín apellidó con el nombre de Soliloquia. En los Soliloquia el alma de San Agustín de desdobla para oir en la razón a Dios que le habla y a quien él responde desde las íntimas preocupaciones de su conciencia. En la plegaria inicial con la que abre San Agustín su obra, se dirige a su Dios para decirle: « Deus, Bonum et Pulchrum, in quo et a quo et per quem bona et pulchra sunt quae bona et pulchra sunt omnia » 6 • Qué aire tan distinto se respira aquí si de nuevo comparamos etc pasaje con el razonamiento sublime de Diótima. Es este razonamiento de la sacerdotisa de Mantinea la expresión del mejor anhelo ascensio– nal que late en el hombre. Pero éste se siente sólo en su aspiración a lo eterno. Por el contrario, San Agustín vibra de afecto con su Dios, al que apellida Bonum et Pulchrum, en neutro, para significar con ello que es la Bondad en sí y la Belleza total. Pero con esta Bondad y Belleza entra en un dulce parloteo inefable. Exta experiencia de San Agustín, tan humana y tan divina, la asimila San Buenaventura. ·sus Soliloquia, más estructurados que los ' San Agustin, Confesiones, X, 27,38 (ed. BAC., 5 ed., p. 424). 6 San Agustin, Soliloquia, lib. I, c. I, n. 3 (ed. BAC., p. 500).

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