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Dos mentalidades en la idea del Bien según S. Buenaventura 129 tos del doctor franciscano excluyen la hipótesis de que Santo To• más los ignorara. ,Por lo mismo, al no mentarlas hay que acudir a un silencio respetuoso para las opiniones de su amigo que no condi– vidía. Es cierto que en su opúsculo De aeternitate mundi 22 la alusión a San Buenaventura es clara. Pero ello nos confirma en la convic– ción de que ni en el tema del argumento ontológico ni en el de las razones necessarias en pro del misterio trinitario Santo Tomás quiso enfrentarse con su amigo. Todavía por lo que toca al argumento ontológico hay que decir que San Anselmo, silenciado en la Summa Theologica, es citado por Santo Tomás en De veritate 24 parece dirigido a eliminar el pla– tonismo de la idea de Bien en cuanto lo hace suyo el neoplatónico Pseudo-Dionisia. De éste toma dos de las objeciones de dicho artí– culo. Y las refuta contra la pretensión platónica de la supremacía del Bien sobre el Ser. Ulteriormente Santo Tomás se enfrenta en una objeción con el famoso principio: Bonum est diffusivum sui. Toma conciencia de que de este principio se pretende deducir que el Bien tiene casualidad eficiente. La esencia del platonismo se halla en cuestión. Santo Tomás reflexiona entonces muy en serio sobre esta significación central que tiene para la concepción platómica la idea de Bien. Pues bien; ante el desafío de la corriente platónica Santo Tomás da esta serena y fría respuesta: « Dicendum quod bo– num dicitur diffusivum sui esse eo modo, quo finis dicitur movere » 25 • En la interpretación del famoso principio neoplatónico no cabe mayor distanciamiento entre Santo Tomás y San Buenaventura. El que Santo Tomás lo silencie al exponer el misterio trinitario, no es más que una secuencia de concebir al Bien meramente como causa final. De aquí que en la concepción tomista la idea de Bien haga su ruta metafísica por la zona frígida del impersonalismo. Pero es el impersonalismo proprio de los conceptos metafísicos que, de suyo, no exigen una realización personal o impersonal, por ser conceptos transcendentales a toda realización concreta. Este impersonalismo tomista de la idea de Bien no ha sido suficientemente percibido por Z.Alszeghy cuando afirma que Santo Tomás tiene una concepción personalista del amor frente al impersonalismo de la Idea de Bien en San Buenaventura. Funda su opinión en que para Santo Tomás '' Santo Tomas, De aeternitate mundi contra murmurantes, en Opusculá Omnia, ed. P. Mandonnet, Parisiis 1927, t. I, p. 22-27. 23 / dem, De Veritate, q. X, a. 12. 24 ldem, Summa Theologica, I, q. V, a. 2. 25 Idem, l. cit., a. 4, ad 2.
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