BCCCAP00000000000000000000691

374 MELCHOR DE POBLADURA general y cardenal protector 1 • Sin embargo, había concebido y orien-– tado el movimiento renovador de los más puros ideales del franciscanis-– mo dentro del cauce de la unidad jerárquica de la Orden. Según esta tendencia personal, marcadamente unitaria y unificadora, el germen de renovación y restauración debía crecer, desarrollarse y fructificar en el surco de la Orden, evitando ramificaciones autónomas fuera de la vigi– lancia y única autoridad suprema del superior general de la Observancia. Para el campeón de la reforma esta actitud no solo era posible, sino también la única aceptable. Los hechos no le dieron raz-ón, y aún no se ha demonstrado con pruebas fehacientes que con el pasar de los años y el multiplicarse de las experiencias modificara su opinión sobre el particular 2 • En oposición a esta línea de conducta, defendida por Quiñones y sus directos colaboradores, no solamente los capuchinos sino también los reformados italianos tendían a organizarse jerárquicamente y estruc– turarse con una cierta independencia y autonomía en los confines de las respectivas provincias monásticas, en las cuales con el beneplácito de la autoridad pontificia se habían constituido en custodias 3 • Alarmados por la expansión que iba tomando el movimiento reformístico, los su– periores acudieron a los reparos y obtuvieron la supresión del permiso logrado o su aplicación hasta el capítulo general observante que se celebraría en la primavera de 1535. Los reformados entrevieron sin dificultad en este obligado paréntesis la voluntad decidida de los superiores generales de llegar a la abrogación definitiva. Y en conse– cuencia se batieron por su aplicación totalitaria e inmediata, << dispues– tos a perder la vida antes que abandonar la buena vía de Jesucristo » 4 • Aún más. Ante la persistente y reiterada negativa de los superiores a favorecer la organización de la reforma, los observantes italianos que la deseaban y promovían, « no esperaron más, pasándose en gran número de diversas provincias de Italia a los capuchinos... ; la desbandada fue 1 Falta todavía una monografía de conjunto sobre este aspecto particular de la actividad de Quiñones. Mientras esperamos el estudio repetidas veces prome– tido por nuestro colaborador, el compefante historiador franciscano Juan Meseguer· Fernández, remitimos a los siguientes artículos por él publicados: Programa de gobierno del P. Francisco de Quiñones ministro general 0.F.M. (1528-1528), en Arch.Ib.Amer. 11 ép. 21(1961) 5-51; Constituciones recoletas para Portugal, 1524, e Italia, 1526, ibid. 459-489. 2 « Questo Protettore [Quiñones] ci fece gran guerra in princip:o e non poco nocque alla nostra Congregatione. Ma di poi tuttavia si venne placando, talmente ch~ alla marte mando a dire a frati che pregassero per lui, che, se riusciva di quella infirmita, sarebbe loro buon padre. Ma piacque al Signar Idd;o che se ne pass/J a meglior vi:a » (BERNARDINUS A COLPETRAZZO, 0.F.M.Cap., Historia Ordinis Fratrum Minorum Capuccinorum (1525-1598). Liber tertius, Romae 1941, 144). a CLEMENTE VII, In suprema (16 nov. 1532). Cf. EDUARDUS ALENCONIENSIS, O.F.M.Cap., De primordiis_ Ordinis Fratrum Minorum Capuccinorum (1525-1584). Ro– mae 1921, 110-113; MELCHIOR A POBLADURA, Historia generalis I, Romae 1947, 36-37. 4 Palabras de Juan de Fano en la carta dirigida al procurador g3neral Ho– norio Caiani, O.F.l\'1.0bs., el 17 de diciembre de 1533. Cf. Coll.Franc. 29(1959)> 101-102.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz