BCCCAP00000000000000000000691

EL EMPERADOR CARLOS V CONTRA LOS CAPUCHINOS 381 los observantes en la corte romana. El hecho nos autoriza a pensar, como ya insinuábamos antes, que algún síntoma nuevo, favorable a los capu– chinos, se .había notado en las esferas oficiales y que ante el fundado· temor de que sus protectores allanaran las dificultades y consolidaran las posiciones, se hicieron nuevas y apremiantes llamadas. Tal vez se había hecho ya sentir la reacción inmediata y vigorosa de Vittoria Colonna, el dinamismo de Bernardino de Astí y la benevolencia de los tres nuevos miembros de la comisión cardenalicia. El emperador, previa– mente ganado a la causa patrocinada por el cardenal Quiñones, e in– formado del continuo avance y consolidación de la reforma autónoma,. recurre al card. Lorenzo Campeggi, « muy caro y muy amigo » suyo.. Esta intervención es completamente inédita en la historia capuchina, como lo es también la del embajador español2 5 en nombre de Carlos V. El papel del cardenal se reducía a apoyar ante el papa la súplica que razonadamente le presentaría el conde de Cifuentes personalmente « para que mande que se remedie con brevedad ». Sin duda, el texto del informe o memorial presentado por el embajador hubiera derramado nueva luz sobre el episodio que estamos comentando; pero, siendo aún desconocido, nos contentamos con publicar el texto de la carta diri– gida al card. Campeggi. El emperador no se equivocaba en escoger sus intermediarios. La primera carta fue confiada al card. Quiñones, que debía perorar la causa ante el papa. Era un personaje de relieve, cuyo prestigio pesaba no menos en la balanza del papa que en la del emperador. La segunda se dirige a otro personaje de indiscutible autoridad. Ciertamente Campeggi gozaba de bien merecida fama por su habilidad diplomática, por sus anhelos de reforma y por los servicios prestados a la Santa Sede en su brillante carrera. El emperador lo conocía personalmente y lo tenía en gran aprecio. Corno legado pontificio le había acompañado a Alemania en 1580 y juntos trabajaron en íntima y concorde armonía para resolver los acuciantes problemas planteados por los protestantes en la dieta de Augsburgo 26 • Además manifestó siempre gran simpatía por la polí– tica imperial en las relaciones internacionales con Francia y con el Turco. Por añadidura, ahora era miembro de la comisión pontificia que tenía en sus manos la suerte y el porvenir de los capuchinos. Antes de presentar el texto original de la carta, adelantamos al– guna noticia histórica y la descripción sumaria de la misma. El documento fue puesto recientemente a la venta por un anticuario 2 5 Don Fernando de Silva, cuarto conde de Cifuentes, « alférez mayor de· Castilla», el cual desempeñó el cargo de embajador desde 1532 hasta 1536. 26 Cf. Edward V. CARDINAL, Cardinal Lorenzo Campeggio, legate to the courttt of l-Ienry VIII and Charles V, Boston [1935], 138-164 (dbta de Augsburgo). En el conclave para la elección del sucesor de Clemente, según algunos, el emperador presentaba la candidatura del card. Campeggi (cf. ibid., 167). Véanse además L. VON PASTOR, Storia dei papi IV/2, Roma 1923 382-387; C. CONSTANT, Campeggi Loren;:;o,. en Dict.Hist.Géog1·.Eccl. XI, París 1949, 633-640 (bibl.).

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz