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568 ALEJANDRO DE VILLALMONTE, OFMCAP oponerse a una enseñanza arraigada en una secular, universal tradición.. Para opinar "contra torrentem theologorum", que decía un escritor barroco. En esta misma línea de la metodología puede advertirse así mismo, la libertad de interpretación, la hermenéutica dinámica y creativa con que Escoto utiliza ciertos textos de la tradición teológica anterior. Concretamente de S. Agustín. El 'doctor del pecado original', en manos de Escoto, parece se toma 'precursor de la gracia original' de la Madre del Señor. Entrando en el interior del problema advierte Escoto que los 'maculistas' urgen esta dificultad: María padeció y murió, luego tuvo pecado original. No vale el argumento (dice Escoto), porque Dios pudo disponer que María, aun– que llena de la gracia original y sin pecado, sufriese y muriese por motivos distintos, dentro del plan divino de salvación. Arguían también los 'maculistas' (S. Bernardo) diciendo que María, por haber sido engendrada como los demás seres humanos, tenía que contraer el pecad original. Parece aquí la famosa teoría del "semen infectum": el esperma de todos los varones de la raza adánica, como castigo divino por el pecado del protoparente, está corrompido y es infeccioso. Como una hermosa manzana se mancha al caer en un lodazal, así el alma creada por Dios, al entrar en contacto con el semen paterno, contrae la famosa "mancha del pecado original". Tal teoría tiene su origen, es creación del encratismo más puro y duro. Entró en la teología occidental junto con la siniestra doctrina agustiniana sobre el pecado original. Escoto concede que el pecado original se contraiga 'al ser engendrado' un nuevo ser humano. Pero el proceso biológico de la generación no puede tener causalidad infecciosa moral ninguna sobre el alma humana. Se supera así la secular teoría del 'semen infectum' que hoy puede parecer inaudita para la biología; ridícula y grosera para la teología. Pero la objeción de más calado teológico, presentada por doctores como Tomás de Aquino y S. Buenaventura era ésta: si la Virgen no tuvo pecado original no necesitaba ni podía decirse redimida por Cristo. Un claro atentado contra la universalidad y eficacia de la Cruz de Cristo. No glorifiquemos a la Madre.a costa de rebajar la dignidad del Hijo, advertía san Buenaventura a mediados del siglo XIII. Escoto recoge esta objeción, la principal de los 'maculistas' y dice que el hecho de eximir a María del pecado original, lejos atentar contra la dignidad del Redentor y de presentar a María como 'irredenta', nos revela a Cristo como elperfectísimo Redentor y a Maria como la 'eminentísima redimida' y como la 'máxima necesitada de redención'. Entra en acción la figura teológica de la "redención preventiva", de la 'gracia preveniente'. Mediante ella realiza el Doctor Sutil el ejercicio mental que los lógicos llaman "retorcer el argumento": el hecho de preservar a María del pecado original, lejos de

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