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CRISTO Y MARIA EN EL PENSAMIENTO DE DUNS ESCOTO 563 satisfacción la ofreciese un Dios-Hombre; no era necesaria la muerte en la cruz. Escoto encuentra que las razones de Anselmo son ''frases hiperbólicas que hay que interpretar "(Le. n.12). Y atacando más a fondo a añade: "Anselmo quiere a toda costa que haya infinitud allí donde no hay infinitud formal ni por parte del delito ni del reo"(ib. n.31 ). Es decir, no hay infinitud propia y real ni en el pecado ni en el pecador Adán, ni en satisfactor ni en la satisfacción que pudiera ofrecerse 26 . Resumiendo en una fórmula axiomática la diferencia entre Anselmo y Escoto al pensar y hablar de por qué murió Jesús diríamos: Anselmo propone la muerte de Cristo como exigencia de la más elevada y rigurosa Justicia divina: la Cruz es una exigencia de la eterna, inexorable 'Ley de la Justicia', del " Ordo Iustitiae". Incluso llega escribir esta frase extraña en un teólogo cristiano: que la simple misericordiosa condonación del pecado es ofensivo para Dios: "atribuir a Dios tal misericordia es irrisorio" (ib. n.18). Por el contrario, Escoto lee los acontecimientos de la encamación y de la muerte del Hijo de Dios, bajo el signo y ley del amor de libertad, liberalidad, gratuidad absoluta de Dios Caridad. Según las exigencias de una 'Ley del Amor': del Ordo Amoris. Así aparece en esta frase con la que termina su estudio sobre el motivo de la muerte de Jesús: "El que Cristo quisiese padecer de esa manera proviene de su intenso amor al fin( Trindad) y a nosotros a los que amó por Dios". Un poco antes se refiere a la circunstancia en las que ocurre esta decisión amorosa de Jesús: "Hay que creer que aquel hombre Jesús padeció por la justicia. Vio los males que hacían los judíos y cómo se apegan a su ley con amor desordenado y torcido. No permitían que los hombres fuesen curados en sábado y, sin embargo, sacaban del pozo a la oveja y al buey en sábado y otras muchas cosas parecidas. Cristo quiso sacarlos de aquel error con obras y palabras. Prefirió morir antes que callar, pues era necesario decirles entonces la verdad que les dijo en contra de las injustas aspiraciones de ellos. Y así muró por la justicia. Pero de hecho y por amor a la justicia ordenó y ofreció su pasión al Padre por nosotros. Y así le estamos muy obligados. Pues el hombre podía haber sido redimido de otra manera. Y si embargo, por libre decisión los redimió de esta. Por eso le estamos muy obligados y mucho más que si nos hubiese redimido de esa manera por necesidad (cf. Anselmo). Por eso pienso 26 Texto pr1·mero oc. d.19, n.12·, ed. Vat1'cana 1 29 T t g d d 20 .c. , . ex o se un o o.e., . , q. un. n. 31; ed. Vaticana, Le. 50.

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