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562 ALEJANDRO DE VILLALMONTE, OFMCAP ejercicio de su libertad humana, bajo el impulso de la suprema cardad,, tenía la "libérrima y feliz necesidad" de no querer y no poder pecar 24 • 5. Por qué murió Jesucristo Todos los teólogos advierten que no se debe separar el estudio sobre el ser de Cristo de su obrar, la cristología de la soteriología. Pero si es aceptable y hasta pedagógico estudiarlas como la doble vertiente de la realidad integral del Salvador. La pregunta por el motivo de la encamación: por qué se encarnó el Hijo de Dios(Cur Deus hamo) es inseparable de la pregunta sobre porqué murió el Hijo de Dios ( Cur Deus cruci.fixus) . Así se percibe en la famosa obra de Anselmo de Canterbury "Cur Deus hamo". Esta inicial pregunta aparece sub– ordinada y encuentra su plena respuesta cuando se explica porqué murió el Hfjo de Dios. La respuesta de Anselmo recogiendo y reafirmando, solemni– zando una secular tradición teológica: el Hijo de Dios se hizo hombre para que, hecho hombre, pudiera morir ofreciendo a la Trinidad la satisfacción infinita que la justicia de Dios exigía, como reparación por el inmenso, infini– tamente grande pecado de Adán y su progenie. Dice Escoto que él hizo objeto de un estudio directo y detenido al libro de Anselmo "Cur Deus Horno". Lo hizo bajo el título: "¿Era necesaria la pasión de Cristo para la redención del género humano? 25 • Es sabido que Anselmo encuentra 'razones necesarias' para demostrar que el Hijo de Dios, por exigencia ineludible de la justicia divina, tenía que encamarse y morir para ofrecer al Padre una satisfacción digna que aplacase su enojo por la infinitamente grande ofensa de Adán y su prole pecadora. Escoto, fuerte enemigo del 'necesarismo' metafísico de la filosofía helénica (que amenazaba contagiar a los teólogos cristianos) se opone 'salva reve– rencia' para su maestro Anselmo, pero también con toda decisión, a este 'necesarismo' más bien piadoso, devocional, entusiástico de Anselmo. Men– cionando una por una las afirmaciones más relevantes de Anselmo dice el Doctor Sutil: no era necesario que la raza adánica fuese redimida; no era necesario dar al Padre una satisfacción condigna; no era necesario que la 24 El problema lo trata Escoto bajo esta pregunta ¿Pudo pecar la naturaleza humana de Cristo?, Ordinatio III, d, 12, q. un..; ed. Vaticana IX, 379- 384. 25 Lectura in 111 Lib. Sent. d. 20, q.un .; ed. Vaticana XXI, 39-55.

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