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558 ALEJANDRO DE VILLALMONTE, OFMCAP su función de Amador Supremo de la Trinidad, como la Trinidad la quería para él. En esta línea encontramos esta primera afirmación: "El alma de Cristo fue perfecta con la suma perfección sobrenatural y de igual modo natural" 16 . Afirmación general que vamos a desglosar. La suprema perfección sobrenatural. Ella implica el que el alma de Cristo fuera enriquecida por la Trinidad con la caridad más perfecta posible en un ser creado. En la perfección sobrenatural del alma de Cristo entran dos factores: el hecho de la unión hipostática y la posesión de la suprema caridad .Según Escoto la unión hipostática no es formalmente santificante, si no sólo en forma 'exigitiva': la unión hipostática exige que el alma de Cristo reciba la caridad suprema, pero es la caridad, y sólo ella, la que hace que el alma de Cristo sea formalmente e intrínsecamente santa, la que la hace bienaven– turada, la que capacita a su voluntad humana para hacer actos meritorios dignos de ser aceptados por el Padre para la salvación de los hombres. La unión hipostática, de suyo y formalmente, sólo dice relación de dependencia sustancial (no realidad absoluta) respecto a la persona del Verbo, que termina tal dependencia. La unión hipostática entra en la categoría de 'relación' (relatio extrinsecus adeniens, dice Escoto). No es realidad absoluta y por eso no puede ser formal e intrínsecamente elevante/santificante. El dinamismo que despliega la voluntad de Jesús es interna y formalmente perfeccionado y fortalecido sólo cuando esa voluntad recibe el don ( habitus) de la caridad, en grado supremo. Jesús, el hombre perfecto, asumido por el Verbo. La perfección 'natural' del hombre Jesús la enfatiza Escoto desde varios puntos de vista. Es conocida la tesis de Escoto sobre el constitutivo formal de la persona. Esta no podrá constituirse por alguna realidad positiva añadida a la singula– ridad/individualidad17. Porque, en tal caso, el individuo humano Jesús de Nazaret (que no es persona humana), carecería de una perfección que conna– turalmente le corresponde tener a todo hombre no asumido por el Verbo, co– mo Pablo de Tarso. Por eso, según Escoto, la personalidad, en sentido metafí– sico, se constituye por la negación de toda dependencia actual y aptitudinal 16 Ordinatio III, d.14, q.3, n. l; ed. Vaticana IX, 521. Esta perfección sobrenatural de Jesús, está integrada por el don la suprema caridad, que lleva consigo la visión y gozo beatífico antes mencionado. Junto con el hecho de la unión hipostática, que se menciona a continuación. 17 Sobre el constitutivo metafisico de la persona y su aplicación el misterio de la unión personal del individuo Jesús de Nazaret con la persona del Verbo habla Escoto con profusión en Ordinatio, III, d.l,P. I, q. l; ed Vaticana IX, 1-39.

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