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EL VENERABLE PADRE ESTEBAN DE ADOAIN 167 franceses amenazados de expulsión en su patria 20 • Ahora las hala– güeñas esperanzas que había concebido recibieron un rudo golpe al llegar a fines de mayo a Roma, pues aquí se había enterado de que los capuchinos españoles anhelaban ponerse bajo la directa e inmediata obediencia del general de la Orden. Y con énfasis evoca el recuerdo y la imagen de san Francisco (¡que sería él!) y la de fray Elías (¡ los patrocinadores de la unión!) empeñado en destruir la obra de aquél. Las razones que se alegan para conseguirlo -continúa- consti– tuyen "una mentira hipócrita'', pues ni su gobierno es muy riguroso 2 1, ni se ha negado nunca a escuchar a los religiosos, ni éstos viven sepa– rados de la Orden, ni los obispos piden la unión. El motivo verdadero sería más sencillo y más inconfesable. Un religioso, a quien él se había visto obligado a alejar de su comunidad, el cual había pedido y obtenido la firma de 23 jóvenes inexpertos y se arrogaba la represen– tación de todos los religiosos para abogar así por la supresión del Co– misariato 22 . Y añade: "No, Beatísimo Padre; no son los capuchinos de España, quienes pretenden la variación del gobierno del Comisariato apostólico, como supone esta turba revolucionaria, que a guisa de las actuales elecciones populares se procura tantos o cuantos votos y se proclama pueblo y dicen: ¡ el pueblo lo quiere l". En la actualidad son cinco los ministros provinciales 23 en frecuente comunicación con el 1879. Cf. Melchor de PoBLADURA, Los Fra-iles Menores Capuchinos en Castilla-, 340 y sigs, También se ocupaban entonces de la fundación de Fuenterrabía; pero se disputaban su posesión la Curia general y el Comisario apostólico, 20. [" Con motivo de la guerra de Francia con Prusia, ,vino a reíugiarse en este convento de Arenys el hermano lego fray Esteban de Etoile_, que llegó el 2 <le agosto (de 1870) y permaneció hasta el 30 de abril de 1871. El 8 de octubre (de 1870) regresó de Perpiñán el padre Gregorio de Benicarló, pues aquel convento sufrió las iras impías de la anarquía francesa nacida de los desastres de la guerra" (P. Juan Bta. PRUNA de Arenys: Natas au.tobiográfica..s, en Biografía Hispano Ca– puchina, 637). Véase también nota 86]. 21. En ninguna de las solicitudes enviadas a Roma hemos visto alusión a este motivo; más bien hacen notar que no urgía con bastante rigo, !:: 03servancia reg-::– lar y la tradicional austeridad de la Orden. Realmente tanto el P. José de Alpens (cartas del 24 octubre 1877 y 8 julio 1878) y el P. Esteban de Adoain (carta 16 diciembre 1879) como el P. Francisco de Viana (carta del 22 octubre 1880) ponen de manifiesto la falta de interés del Comisario en hacer observar las decisiones de la Santa Sede, la falta ·de cuidado por atender debidamente a las comunidades, la dificultad de exponerle los problemas de ia observancia regular y su "carácter duro". 22. Se ve que el P. Llerenaino había leído la carta del P. Bernabé de Astorga, a quien seguramente se refiere. Desgraciadamente no hemos podido averiguar los nombres de los 23 religiosos que por su medio se habían dir'igido al P. General pidiendo la unión, pero el P. Bernabé puso buen cuidado en hacer resaltar que todos era~1 de votos solemnes, como se lee en el fragmento copiado en la p. 164. 23. En realidad habían firmado las peticiones también tres ministros provin– ciales: el de Castilla (P. Marcos de Montevite), el de Navarra (P. Francisco de
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