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EL VENERABLE PADRE ESTEBAN DE ADOAIN 181 por el segundo término del dilema. Y con razón. No se trataba de una cuestión meramente personal y privada, sino de una empresa colectiva en la que habían participado casi todos los religiosos que habían preferido la vida conventual en España; y por tanto a todos interesaba el triunfo o el fracaso de la misma. Y como quiera que quien tiene la conciencia tranquila y con reconocida rectitud ha obra– do siempre a la luz del sol no teme la crítica de la opinión pública, el padre Esteban, con valentía y sin vacilación, somete su caso al juicio público de todos los religiosos. A las veinticuatro horas de haber recibido la mencionada comunicación, es decir el 17 de julio, comunicó a todas las comunidades la orden de destitución, pidiéndo– les un dictamen imparcial y sereno. Esta apelación franca y leal obtuvo una respuesta plebiscitaria de adhesión. La conducta irreprochable como relígioso y la ejemplar ac– tuación como prelado recibieron una confirmación casi totalitaria. La única comunidad ausente fue la de Masamagrell, porque su prelado provincial no quiso comunicarle la orden recibida de Roma. Los contados religiosos que no firmaron su adhesión, probablemente no lo hicieron porque, por prudencia y delicadeza, ya que era notoria su posición antiunionista, los prelados locales no juzgaron oportuno pe– dirles la firma. El padre Esteban, en pocas líneas, que traslucen las vibraciones de un ánimo agitado pero dueño de sí mismo, planteó escuetamente el problema en los siguientes términos: diga cada cual con toda liber– tad y sinceridad si ha observado en la conducta por él observada "al- -guna cosa que desdiga de un prelado capuchino", o si ha notado entre sus ordenaciones o disposiciones una sola contraria a la legislación vigente o a la observancia regular, puesto que presuntivamente a estos capítulos se reducirían "las reclamaciones" de que se hacía eco la orden de destitución 65 • La respuesta fue imediata, categórica y uniforme; por el tono, no menos que por el contenido y las modalidades., adquiere el valor de una prueba testifical de la virtud del Prelado, que salió acrisolada de aquella tribulación que puso una vez más de relieve el temple de su alma fuerte y los quilates de su virtud heroica. '- . 65. Cf. Doc. 4.
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