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176 MELCHOR DE POELADURA conseguirla había trabajado y trabajaba, nadie ignoraba que ni él ni cuantos firmaron las solicitudes pensaban separarse en lo más mínimo del espíritu y de la práctica de la obediencia religiosa. Antes bien, pro– clamaban que, mientras la Santa Sede no determinara otra cosa, para todos y cada uno seguía siendo el Comisario apostólico su único r legítimo superior inmediato üi_ A pesar de todas las explicaciones, el problema del Comisariato continuaba siendo una pesadilla para los superiores de Roma. Sabían muy bien que tenía reflejos políticos y que por tanto sería aventurado y peligroso provocar una solución unilateral. Además, los informes del comisario, en oposición manifiesta con el parecer de la casi tota-– lidad de los religiosos españoles. fomentaban un estado permanente de perplejidad e indecisión. Con el fin, pues, de aclarar de una vez para siempre aquella situación confusa y enredada, pensaron sería conve– niente em7iar un visitador que con más objetividad y menos persona– lismos valorara el pro y el contra de las dos tendencias. El tanteo estaba sobradamente justificado, pero podía herir las susceptibilidades del gobierno de Madrid y ofrecer nuevas armas a los defensores del régimen privilegiado de la alternativa, quienes calificarían aquel gesto de indebida e ilegítima ingerencia de las autoridades romanas, vio– ladora de un pacto· biiatera!. Por consiguiente, era necesario proceder con la máxima cautela para no comprometer anticipadamente el buen éxito de la misión. Y el 20 de marzo, el comisario general, aconsejado por el cardenal Prefecto, envió al Nuncio de Madrid una exposición panorámica del asunto, rogándole les comunicara el parecer oficial del gobierno 52 • El representante de la Santa Sede pudo comprobar que las autoridades madrileñas no estaban dispuestas a transigir y no creyó oportuno contestar por entonces al interesado 53 . El padre Llerena no descansaba; también él movilizaba sus amis– tades y publicaba sus razones. Con este fin quiso regresar a España, pero no se lo perr!--.iitj0 e! ':?..!·:!~!'!~! Prefecto, por el temor de que los religiosos no le recibieran con agrado y se exacerbaran mayormente los ánimos 54 • Aplazó, pues, el viaje, y en connivencia con el emba- 51. Cf. Gumersindo de EsTELLA, ob. cit., 475. 52. Véase la minuta de esta carta en El P. José Calasanz de Llavaneras, 72. 53. Así lo dice claramente en la carta del 26 de septiembre que publicamos en el Doc. I5. 54. "Poco fa il P. Commissario Spagnolo, che abita qui a Roma, voleva par– tire per la Spagna; ma Sua Em. za Rev. ma il S'ign. Card. Ferrieri lo fermó per timore che mal ricevuto dai religiosi si potesse dare qualche ammirazione." Fran– cisco de Villafranca al Nuncio. Roma, 10 marzo 1880, en El P. José Calasanz de Llarnncras, 73. ·
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