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EL VENERABLE PADRE ESTEBAN DE ADOAIN 175 personal poco lisonjero, pues se yeían obligados a recordar ciertos defectos que hubieran preferido cubrir con el manto de la caridad; vero conviene que se sepa que lo han hecho "no por pasión, sino lle– vados por el celo y bien de nuestra amada religión y aconsejados por prelados dignísimos por su virtud y su ciencia" 49 • Los cargos que se hacían al comisario no eran leves y los supe– riores de Roma los valoraron en todo su alcance. Y como quiera que esperaban la solución definitiva de la Santa Sede, que directamente se ocupaba del asunto desde noviembre, se contentaron con co1wocar al padre Llerena y ponerle con lealtad al corriente de todo. Tal vez sm quererlo, y seguramente sin darse cuenta, ponían en sus manos las armas que iba a emplear en la fase suce:,frrn de la batalla. j• Los DOS FRENTES A LA VISTA El padre José de Llerena estaba resuelto a defender sus derechos contra viento y marea. Inmediatamente escribió- al padre Francisco de Viana, ministro provincial de Navarra, manifestándole lo acaecido y censurando la conducta del padre Esteban, que era el alma y anima– dor del movimiento unionista con Roma. También el padre Viana había firmado la solicitud, pero probablemente estaba más de acuerdo con la mentalidad del comisario que con la del vicecomisario. Por de pronto, en el convento de Pamplona, donde residía, no contribuía mucho a evitar roces y fomentar armonías; se entrometía con exceso en el gobierno de la comunidad, que presidía el padre Camilo de Ci– rauqui, nombrado por el padre Esteban 50 • Así se explica que se apro– vechara de la oportunidad para hacer valer sus puntos de vista y le comunicó las quejas del Comisario. El siervo de Dios justificó su con– ducta ante el General con una carta fechada el 26 de enero de 1880; y puesto que se continuaba a acusarle de insubordinación, se dirigió directamente al padre José de Llerena, poniendo las cosas en su punto. Si, como era notorio y público, deseaba ardientemente la unión y por 49. Entre los Prelados que favorecían la orientación unitaria podemos citar con toda seguridad a los Obispos de Astorga, Jaén, León, Pamplona, Santander, Se– villa. 5'0. Cf. Gumersindo de ESTELLA, ob. cit., 467. Acerca de la actitud del P. Víana, véase más abajo, pág. 188.
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