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426 PELAYOS MATEOS DE ZAMAYON nuestro conocimiento intelectual, ocurre en todas las teorías fi– losóficas de los grandes pensadores. Platón recurrió a la visión de las Ideas; Aristóteles admitió el entendimiento agente; Descartes acudió a las ideas innatas y Kant propuso las categorías « a priori », formas sujetivas: Elementos todos ellos inconscientes. Lo mismo ocurre en nuestro caso. Y la razón es siempre la misma: La razón eterna « ut regulans et movens » es «elemento», pero no objeto del conocer, como el entendimiento agente y la categoría a priori: coadyuvan al entendimiento en sus operaciones, pero no son el objeto directo de ellas. * * * Así pues nuestro entendimiento conoce a Dios siempre que sabe algo con certeza; este conocimiento no es directo, ni separado de de la criatura u objeto, ni consciente de Dios, sino como «razón ej=mplar reguladora y mociva ». Puede además conocer dicha razón divina como objeto directo, por demostración, analizando los requisitos del conocimiento cierto. En el primer ca5o la mente_ conoce la verdad y sabe que la conoce: « Horno est sciens », pero no tiene noticia de los elementos que intervienen en la producción de este conocimento. En el segundo la mente adquiere este cono– cimiento : conoce, sabe que conoce y sabe además las razones por las que llega a conocer: « Horno est sapiens ». Puede conocerse el arte eterna todavía de otra forma superior, a saber por visión intuitiva, incomparablemente más perfecta que toda demostración. Pero ésta :,Olamente es posible por un don gratuito de la benignidad de Dios, en la visión beatífica de los comprensores en el cielo. Después de todo lo dicho, creemos que queda puesto en claro el sentido de la doctrina buenaventuriana enunciada por el Santo como tesis: Concedendum est igitur, sicut rationes ostendunt et Augustini auctoritates asserunt expresse, quod in omni certitudinali cognitione rationes illae cognoscendi a cognoscente at– tinguntur, licet aliter a viatore et aliter a comprehendente, aliter a sciente et aliter a sapiente, aliter a prophetante et aliter a communiter intelli– gente » 21 • 21 Ibídem. (V, 24).

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