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EL CONSEJO DE INDIAS Y LAS MISIONES CAPUCHINAS 281 I. - EL CONSEJO DE INDIAS CIERRA EL PASO DE AMÉRICA A LOS CAPUCHINOS ESPAÑOLES Fue sobre todo el Consejo de Indias, como arriba insinuamos, del que principalmente partieron no sólo las dificultades sino la oposición cerrada y hasta la prohibición tajante para que los capuchinos espa– ñoles no pasasen' a tomar parte en la evangelización del continente americano. Dicho organismo oficial había sido creado en 1511. Tenía para América atribuciones excepcionales, hasta el punto de ejercer la su– prema jurisdicción en todos los territorios españoles de las Indias Occidentales, ta~to en el orden gubernativo corno en el judicial y legislativo, pudiendo hacer para ellas leyes, ordenanzas, pragmáticas así generales como particulares. Por eso allí se hacía la voluntad de los consejeros de Indias, siempre sujeta, naturalmente, al parecer y última voluntad del monarca español. Una de sus consignas y más tenaces empeños fue defender por encima de todo y salvaguardar en su actuación los derechos y privilegios del Regio Patronato. Junto con eso el Consejo de Indias opuso al paso de los capuchi– nos españoles a territorios americanos del Rey Católico otras varias razones que vamos a exponer, refiriendo al propio tiempo cómo se fueron echando por tierra y solucionando las dificultades, imponién– dose en cambio la realidad aun en contra de lo anteriormente le– gislado por el propio Consejo. Una de esas razones era la obligación en que se encontraba de defender los privilegios particulares de que, por concesión del rnisrno, disfrutaban determinadas órdenes religiosas, que en aque– Has tierras pretendían tener la hegemonía y exclusiva de evan– gelización. Así lo hizo efectivamente el Consejo, sosteniendo tenazmen– te esas prerrogativas y aferrándose a que eran suficientes para tal empresa las cuatro órdenes religiosas eminentemente m1s10neras: franciscanos, dominicos, agustinos y mercedarios, a los que se aña– dieron en 1566 los jesuitas. Siendo eso cierto y también que el Consejo de Indias salió re– petidamente por los fueros de las mencionadas órdenes que presenta– ban en su favor no pocas cédulas reales y que con justicia exigían se tuviesen en cuenta sus derechos, no lo es menos que en más de una ocasión pareció verse en ello comprometida la misma conciencia del monarca español. Y fué esa una de las razones alegadas a propó– sito por varios consejeros de Indias en pro de los capuchinos para que se les concediera permiso para pasar a América. Porque, si en alguna ocasión podía preverse peligro de encuentros y disensiones entre religiosos de distintas órdenes, no podía negarse tal permiso sin volver las espaldas a la realidad, y ésta no era otra sino que en

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