BCCCAP00000000000000000000686

.EL CONSEJO DE INDIAS Y LAS MISIONES CAPUCHINAS 293 :a volver a la provincia de los cumanagotos con otros cinco compa– ñeros42. Con eso los capuchinos, venciendo la oposición de los con– sejeros, sus prejuicios, hasta sus prohibiciones y también las prerro– .gativas de otras órdenes religiosas, nuevamente se abrían paso hacia América, dando comienzo a la misión de Cumaná. A aquellas playas de Tierra Firme arribaban l,os primeros m1s10- neros en 1657. En 1658 les seguía una segunda expedición, compuesta de otros seis, con destino a los llanos de Caracas, aunque formando entonces una sola misión. Unos y otros lograron resonantes éxitos y frutos extraordinarios con su predicación por ciudades y pueblos de españoles e indios. También se comenzó la evangelización de los na– turales en los llanos de Caracas; los de Cumaná, en cambio, se resis– tieron a recibir los capuchinos por más de un año. Pero el P. Maga– llón, prefecto de todos aquellos misioneros, se entusiasmó demasiado con la predicación a los españoles; de tal modo que el 2 de diciembre de 1658 escribía al Consejo pidiéndole autorización para enviar a sus compañeros de dos en dos a los sitios más a propósito « para que puedan ocuparse en la predicación y confesión de los españoles 4 ª. Es de suponer que en la mente del P. Magallón estaba referirse solamente a algunos religiosos que estaban en Caracas y que se habían dedicado a tal apostolado, y no a los de los llanos de Cumaná y Caracas, en contacto ya con los indios. Lo cierto es que su carta fue una verdadera bomba que pudo terminar con aquella misión y que desde luego levantó contra ella una terrible tempestad .que no se desharía sino después de tres años. En efecto: al enterarse de su contenido el Consejo, hizo consulta al rey el 30 de octubre de 1659; como primera medida el monarca ordenó suspender la licencia concedida para el embarque de otros seis misioneros. Se escribió luego a los provinciales de .Aragón y Andalucía sobre lo que debía hacerse, y se pidieron repetidas veces informes al obispo de Puerto Rico y a los gobernadores de Cumaná y Caracas. Estos fueron llegando a la secretaría del Consejo al igual que otras diversas cartas; en todos esos papeles se ensalzaba con mucha ponderación cuanto en Cumaná y Caracas venían ejecutando los misioneros capuchinos. Pero no bastaron esos testimonios para calmar la inquietud del Consejo de Indias, como tampoco hizo caso del informe que per– sonalmente y por escrito le dio el P. José de Carabantes, testigo presencial de todo y de cómo los indios de Cumaná habían admitido 42 Cédula del rey a la Casa de Contratación de Sevilla y al gobernador de Cumaná ,.{El Pardo, 20 enero 1657) (ibid.). 43 Carta del P. Lorenzo de Magallón (Caracas, 2 diciembre 1658) (ibid.).

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz