BCCCAP00000000000000000000684

Y desde ahí, el amor resuena y se concreta en la llamada desde la libertad y para la libertad (Gál 5, 1); porque si es cierto que sólo desde el amor la liber– tad germina, también lo es que sólo desde la libertad germina el amor. Llamada desde el amor de Cristo y para el amor, que se concreta en el seguimiento y la configuración con él, y en el amor al prójimo. a) Seguimiento de Cristo El amor a Cristo no se resuelve en actitudes está– ticas ni en planteamientos teóricos, sino en actitudes y planteamientos dinámicos. Y ese seguimiento no es sino la concreción de la urgencia de su amor. Seguir no es imitar, ni repetir, sino hacer avan– zar, perseguir y proseguir el camino, el proyecto, la causa de Jesús. Desde aquí se entiende el dicho evangélico: «Yo os aseguro: el que cree en mí, hará él también las obras que yo hago, y mayores aún» (Jn 14, 12), y las afirmaciones paulinas sobre la colaboración positiva del creyente a la obra de Cris– to (Col 1, 24) que, si no es insuficiente en sí misma, no está, sin !:!mbargo, completada hasta que no incluya, desde la libertad, a todo el proyecto creatu– ral de Dios (cf. Col 1, 15-20). Seguir a Jesús exige conocer y vivenciar su mensaje y su recorrido existencial; asumirlo como propuesta alternativa válida para la existencia propia y ajena, pues «quien dice que· permanece en él, debe vivir como vivió él» (1 Jn 2, 6), asumir su esti– lo y su contenido. 219

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz