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enviad a Quedar quien investigue a fondp, pen– sadlo bien y ved si aconteció cosa tal: si las gen– tes cambiaron de dioses -¡aunque aquéllos no son dioses!-. Pues mi pueblo ha trocado su Glo– ria por el Inútil» (Jr 2, 10-11). A la fidelidad de Dios, Israel ha correspondido con la infidelidad (cf. Ez 16, 23). b) Justicia El amor de Dios es un clamor de justicia: per– sonal -conversión (Is 1, 18s.; Jr 4, lss.)- y social (Am 5, 24). Dios aparece herido en la injusticia infli– gida al hombre {Am 2, 6-8), y clama desde la heri– da del pobre. Los profetas inciden en este tema, no tanto por «sensibilidad social» sino «teologal». Son expresión del dolor de Dios por el dolor del pobre, del poster– gado. Y no se contentan con la denuncia: ofrecen la alternativa en positivo: «Que fluya la justicia como un torrente inagotable» (Am 5, 24); sólo así desaparecerá la situación contemplada en el salmo 55, 10-12. c) Culto auténtico Dios no puede, y no quiere, ser amado a costa del hombre. En los profetas el tema de la justicia aparece profundamente vinculado al del. culto; éste no puede ser una vía alternativa a la de la justicia (Am 5, 21-24). La justicia es el presupuesto del culto. Dios no puede, o no quiere oír, a quien no 217

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