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70 « ...el Señor me dio hermanos» «¿Los apóstoles no se marchaban de la presencia del Sanedrín jubilosos, por haber sido dignos de sufrir ultrajes por el nombre de Jesús? ¿No exultaban de gozo en todas sus tribulaciones? ¿A quién pertenece el Reino de Dios? A aquéllos que sufren persecu– ción por la justicia. ¿No es acaso sufriendo tormentos, más bien atroces, cómo Cristo ha entrado en su gloria? ¿Será el discípulo más que su Señor? ¿Por qué, pues, me enviáis vuestras condolen– cias? Alegraos, mejor, conmigo porque, aunque tan pequeño, he sido agradable al Altísimo que me ha preferido y escogido entre tantos hermanos venerables y mejores que yo, predestinándome a un glorioso triunfo. Uníos a mí, para glorificar al Señor, y exulte vuestro espíritu en Dios nuestro salvador, porque ha vuelto sus ojos a mí, siervo indigno y ha hecho en mí cosas grandes; su nombre es santo. «Yo me alegro, y ¿qué cristiano no se alegraría? Yo gozo con la palabra que me ha sido dicha y que veo hecha sentencia en mí. ¡Alleluya, alleluya! Entraremos en la casa del Señor. .. Allí, querido amigo mío, Apolinar cantará las misericordias del Señor por toda la eternidad ... Oh, ¿qué podré yo devolver al Señor por todos los dones que me ha hecho? Tomaré el cáliz de la salvación e invocaré su nombre. Invocaré el nombre del Señor. Invocaré al Señor en mi alabanza y seré liberado de mis enemigos ... «Vosotros teméis por mí; es justo: vosotros conocéis mi de– bilidad de hombre; pero mirad a Cristo y participaréis de mi segu– ridad. Nosotros lo podemos todo en Aquél que nos conforta; es El en quien tenemos nuestra vida, en El nos movemos y existi– mos. Nos encontramos con dificultades irremontables, pero no su– cumbimos; somos apaleados, pero no perdemos la esperanza; perse– guidos, no estamos abandonados; abatidos, pero nunca perdidos. No lloréis, pues, por mí. Soy grano de trigo de Cristo y es necesario que sea triturado por el diente de las fieras, para llegar a ser un pan puro ... » La carta continúa todavía, es como una cascada que salta hasta las fuentes de la biblia y de la liturgia de los mártires. Apolinar salta de gozo y de entusiasmo, porque se encuentra en comunión con el misterio pascual de Cristo: conformándose con la muerte al crucificado, pregusta ya la transfiguración con el resucitado. Por
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