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352 «... el Señor me dio hermanos» Los capuchinos españoles sacrificados así fueron 94: 55 sacer– dotes (exprovinciales, definidores, guardianes, predicadores, profe– sores), 19 clérigos y 19 hermanos no clérigos, más un terciario per– petuo. Su edad se extiende desde los 80 años a los 18. Fue una misteriosa elección que forjó campeones de fidelidad y de testimo– nio en la variada composición de una fraternidad capuchina nor– mal. En efecto, los asesinos, una vez descubierta la víctima, que no conocían personalmente, no se preocupaban de indagar sobre su vida, sobre la actividad desarrollada o su notoriedad, a la bús– queda de cualquier pretexto político: la única base de acusación y de condena a muerte era la certeza o la confesión espontánea del estado sacerdotal o religioso. Es lo que concede a las ;víctimas el título de verdaderos mártires de Cristo, a quien se habían consagra– do, y de la Iglesia a la que servían. Para 74 de estos sacrificados -30 de la provincia de Cataluña, 15 de Valencia, 22 de Castilla y 7 de Andalucía- se ha instruido el proceso ordinario informativo sobre el martirio; para los otros 20 carecemos de noticias seguras para la formación del proceso ca– nónico. Al recordar a estos 74 siervos de Dios, según su pertenencia a las varias provincias y a su agrupamiento en los procesos diocesa– nos, hacemos referencia solamente a sus últimas horas o momentos de angustia y de fortaleza, cuando, ya en poder de sus asesinos, dieron el más alto testimonio de su vida consagrada. Será como un inmediato sucederse de lápidas, con fechas y nombres, que mar– can el vía crucis recorrido por 400 capuchinos españoles fieles a su vocación. Los mártires de Cataluña El convento de Manresa, en la provincia de Barcelona, abando– nado en la tarde del 20 de julio e incendiado por los anarquistas el día 22, fue el que proporcionó el primer mártir capuchino, a solo siete del estallido de la revolución. El padre José Oriol de Bar– celona, de 45 años de edad, conocido liturgista que preparó la edi– ción del monumental Chora/e Psalterium (1932) usado en nues– tras casas, había sido el último en dejar el convento, llevando con– sigo el copón con las sagradas formas que depositó en casa de

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