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LEOPOLDO DE ALPANDEIRE 289 no lego; pero escucha bondadoso. Daba su respuesta en términos concisos y tan oportunos que llamaba la atención incluso a intelec– tuales, según confesión propia. De su lado todos salía confortados. ¿Por qué aseguraba aquel profesor de teología, tan renuente al elo– gio, que «el consejo lo tiene porque se lo da el Espíritu Santo»? Valor en el testimonio Durante los años 1931-39, la convivencia de los españoles dejó mucho que desear. Se dijo de los gobernantes de la II República que buscando quemar a la Iglesia enterraron a la República. Al frente de una nación al borde del caos, parecía no tener otra obsesión que perseguir a la Iglesia. A los veintisiete días de sentirse España republicana vio enrojecer su cielo con incendios de iglesias y con– ventos. A las tres de la madrugada del día 13 de mayo de 1931, le llegó su turno al convento de capuchinos de Granada. Fray Leo– poldo no quiso pernoctar fuera, para cuidar a un religioso enfermo. El fuego fue atajado por los bomberos. En Granada y su provincia, ardieron iglesias y conventos, se disolvieron procesiones a tiros y las huelgas violentas eran espectáculos habituales. Hubo jornadas de anarquía y sangre. Fray Leopoldo tiene su obligada singladura por estas rutas in– clementes. Es consciente de lo que arriesga cada vez que pone los pies en la calle, porque seguirá fiel a su deber, vistiendo su raído sayal, salvo excepciones. Era respetado por los que le conocían, pe– ro llegaron tantos advenedizos ... No importa que camine silencioso desgranando las cuentas de su rosario; para algunos elementos su sola presencia es ya una provocación. Al verlo le dedicarán coplas sacrílegas u obscenas, o intentarán introducirle en una barbería para rasurarle su venerable barba. - ¡Bribón, pronto te pondremos ese cordón al cuello! El callaba unas veces, pero otras contestaría valeroso. En el centro de la ciudad le amenazan: - ¡Prepárate que te vamos a cortar el pescuezo! - Si es por ser religioso, aquí lo tenéis. A la entrada de una fábrica los obreros le gritan:

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