BCCCAP00000000000000000000682
278 «... el Señor me dio hermanos» sermones y discursos, en los que percibió la capacidad de santifica– ción que le ofrecía el claustro capuchino. Lleno de ardor interno, para plasmar en su vida el ideal franciscano, abordó al padre Cán– dido de Monreal, quien le prometió resolver su caso. Estuvo espe– rando la respuesta cuatro años. Como parecía serle negado el ingreso en la orden, pensó que también se le pasaba la hora de fundar un hogar. Con este propósi– to inició unas relaciones, en orden al matrimonio, con una joven convecina, a la que nunca ocultó sus intenciones de seguir su voca– ción. Las circunstancias le obligaron a jugar la última baza. Aunque su proverbial delicadeza le cohibía, en el verano de 1899, expuso a un sacerdote su problema. Este se dirigió directamente al provin– cial de los capuchinos, fray Ambrosio de Valencina, y, al fin, des– pués de cuatro largos años, llegó la respuesta ansiada. La clausura deseada El 16 de noviembre de 1899 vistió el hábito capuchino en el convento de Sevilla. Francisco Tomás se convierte en fray Leopoldo de Alpandeire. La ceremonia se celebró en la celda que habitó el beato Diego, convertida en capilla. Dirá: «El beato Diego es mi patrón de hábito». «Santo hábito» del que no se despojará excepto en los días más aciagos de los años 1931-36. A los religiosos les caía bien aquel novicio de madura edad. Observan en él una naturalidad admirable. Disimula con ingenio sus penitencias y cumple sus deberes con una exactitud ferviente e irre– prochable. Citemos un testigo de excepción: el padre Juan Bta. de Ardales, connovicio suyo, y después provincial de Andalucía: «Nun– ca pude sorprender en él ninguna falta. Toda su preocupación, des– de que entró en la Orden, fue hacer la voluntad de Dios y cumplir con la obediencia». El 16 de noviembre de 1900 emite sus votos simples. Ningún ascenso en el orden humano. La azada le sigue como fiel compañe– ra. Desde su ingreso le dedican al cultivo de la huerta. Pero ha aprendido a sublimar el trabajo, a transformarlo en plegaria, en
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz