BCCCAP00000000000000000000682

MARIA MAGDALENA MARTINENOO 9 caciones amenazadoras no resistió por mucho tiempo: cayó desvane– cida en medio del coro, fue asaltada de fiebres altísimas, y debió alojarse en la enfermería. No obstante el cuidado de los mejores . médicos, no hubo remedio a sus males y llegó a sus últimos días de vida. Llamado el obispo, cardenal Juan Badoero, para una ben– dición «in articulo mortis», éste, creyendo consolarla, le dijo: «Ani– mo ¡hija querida! Dentro de pocas horas andarás a gozar de vues– tro celeste esposo». Pero cual no fue su estupor al sentir responder con tono seco: «¡No, no quiero morir!». Cuando, después de algunos días, la enferma salió del peligro, el prelado le envió al padre Contarini, jesuita, preparado y experto en los caminos del espíritu, para que la escuchase y tratase de ayu– darla. Se vino a saber así que su drástico «no quiero morir» había estado provocado por el miedo del juicio divino, exasperada por el incauto predicador con sus fulminantes lanzas fuera de lugar. Los consejos iluminados del padre Contarini disiparon el equívoco fatal y el Señor le puso su sello. Se le mostró, en efecto, en una visión interior como el gran sacerdote que absuelve, susurrándole al cora– zón: «Hija, he aquí mi pleno perdón de toda tu culpa». El camino del amor La sierva de Dios experimentó en su piel la aspereza del rigoris– mo jansenista, pero consiguió con docilidad a las equilibradas direc– trices de quien supo comunicarle el ·pensamiento auténtico de la Iglesia. Se abandonó con confianza filial al padre de las misericordias, de– jándose introducir por el espíritu de amor en la intimidad de la vida trinitaria, a través de una intensa experiencia de oración. Ya, en el monasterio del Espíritu Santo, había pedido que se le enseñase un método de oración; le fue dado, pero en vano. Tenía un maestro que se reservaba en guiarla desde el interior, tomando él la iniciativa. Para conocer el itinerario espiritual de María Magdalena, es fun– damental seguir el camino que recorre desde el principio y que la llevó de la oración afectiva a la contemplación infusa. La describe así en la autobiografía: «Continué mi método de hablar con Dios, pero porque lo hacía con mayor amor y con más diligencia, te-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz