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JOSEP TOUS I SOLER 159 pre reacias a cualquier proyecto católico; y por otro, el no poder visitar con frecuencia las comunidades y casas que fundara. Parecía que la prudencia humana desaconsejaba tales proyectos . Pero lejos de retroceder ante las dificultades, fuertemente agarrado a Dios y lleno de celo por la salvación de las almas, sin cejar en su empeño por cumplir lo que consideraba voluntad del Señor, fue dando, po– co a poco, los pasos necesarios para comenzar su obra. Así, inició los primeros contactos para abrir el primer colegio que llevaría el mismo nombre que la congregación en honor a la celestial pastora a quien tanto amaba. Conociendo probablemente por el padre Cla– ret y por algunos allegados de su familia las necesidades de la villa de Ripoll (Barcelona), no lo dudó ni un sólo instante. Llevado de una cautela y prudencia extraordinaria, puesto que su presencia como fundador y director de una orden religiosa no se hacía aconsejable, por ese ambiente y espíritu hostil reinante que impedirá cualquier obra como la que en este momento se trataba, delegó en una de las jóvenes que estaban dispuestas a colaborar con él: Isabel Jubal, para que se encargara de llevar adelante la proyectada escuela. Además su delicado estado de salud, le impedía viajar con las comodidades necesarias y, por otro lado, su padre había fallecido por estas fechas. ¡El Señor mezclaba penas y alegrías en el generoso corazón del padre Tous, que sabía aceptarlas con una resignación absoluta a la divina voluntad!. De esta forma quedó en el anonimato durante estos primeros momentos, no sin dejar por ello de su mano la obra emprendida. El 17 de marzo de 1850 recibió la autorización del obispado de Vic para la fundación de Ripoll. Allí las hermanas, que al princi– pio se presentaron como maestras, se comprometieron con el Ayun– tamiento de Ripoll a la enseñanza gratuita que iniciaron el 27 de mayo del mismo año. En cuanto el fundador pudo desembarazarse de los asuntos que requerían su presencia en Barcelona aquellos días, partió hacia Ri– poll, hallándose allí el 6 de junio del mismo año en que vestirán el hábito las tres primeras hermanas de la congregación: Isabel Ju– bal, Marta Suñol y Remedio Palos . De las tres, sólo la última per– severó. Así el fundador pudo organizar su vida de comunidad y entregarles las primeras Constituciones redactadas por él mismo con ·•

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