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154 « ... el Señor me dio hermanos» a la Ciudadela y Montjuich. Al mes siguiente se les dio pasaporte para que salieran al extranjero. Entre los más jóvenes estaba el padre Tous; con la mayoría de sus compañeros escolares salió para Italia. En uno de los con– ventos de Roma terminó sus estudios de teología. Las Navidades de 1836 las pasó en Greccio con su hermano Nicolau, corista que había empezado en Italia, los estudios de teología. Ministerio sacerdotal en Francia El padre Josep pasó a Francia y, en Toulouse, practicó el curso de moral en 1837. Aquí pudo atender desde este momento todos los ministerios sacerdotales, especialmente el de director de almas al que, al parecer, le llamaba el Señor. Por testimonio de una sobrina suya, religiosa del Instituto que fundó, sabemos que desempeñó el cargo de director de las religiosas benedictinas de la adoración perpetua del Santísimo Sacramento, de– voción a la que ya hemos dicho era muy amante. Sabemos también que permaneció en París, aunque por un espacio de tiempo muy corto, y, que a principios de 1843 regresa ya a Barcelona, momento en que una mayor libertad religiosa en España permitía a los reli– giosos irse incorporando, como exclaustrados, a sus antiguos minis– terios. Permanecerá sin embargo, durante algún tiempo, ligado a sus obligaciones y ocupaciones de Toulouse. Con gusto hubiera acom– pañado a su hermano carnal, el también capuchino padre Nicolau Tous, que en 1842 salió del puerto de Marsella con una expedición de capuchinos, la mayoría catalanes, para reorganizar las misiones de Venezuela, pero su delicado estado de salud no se lo permitió. Apóstol entre los suyos A su regreso a Cataluña, su gran preocupación fue siempre la salvación de las almas, y especialmente, la dedicación al apostolado entre la niñez y la juventud, a la que veía muy necesitada de una educación y acogida cristiana. Sin embargo, la situación política

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