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El 27 de noviembre de 1951, abandonaba en F'riburgo el mundo de los vivos el Rvdmo. y Excmo. P. Hilarino Felder para recibir la recompensa de sus múltiples actividades. No necesita el capuchino suizo de presentación alguna, pues. su renombre científico y literario ha cruzado todas las fronteras. Nacido en Lucerna el 20 d.e julio de 1867, consagró su vida entera a trabajar en pro de la Iglesia y de la Orden franciscana. Doctor en teología por la Universidad de Friburgo, durante 40 años explicó dicha ciencia en los diferentes colegios de su provincia, publicando en 1920 su Apologetica sive Theologia Fundamentalis in usum scholarum, 2 vol., Paderbornae, 1920, donde se revela como magistral app!ogeta. Halla sus delicias en hablar y escribir sobre la persona adorable del Salva– dor, haciendo resaltar su carácter mesiánico; al tratar de Jesús, el corazón del P. Felder se desborda y brotan de su pluma páginas ad– mirables, sublimes. Los que juzguen exageradas estas expresiones, no Ú~'nen mas que abrir el libro Jesús de Nazaret, Buenos Aires, 1949, y de venta en Bilbao, ed. Desclée, para convencerse de lo que venimos diciendo. Después de trabajar denodadamente en pro de la Iglesia de Cristo, sus esfuerzos se encaminaron al examen de archivos ,,1/c, bib.liotecas franciscanas. Fruto de aquellos afanes fueron los artícÜU:>s" publicados en no pocas revistas, y principalmente sus magistrales obras: His– toria de los estudios científicos en la Orden FranCÍs'dffl'J~i hasta i;ne– :liados del siglo XIII, Friburgo de Brisgovia, 1904/.traducida al fran– cés en 1908, y al italiano en 1911; Los ideales de S~n Franci$CO de Asís, Pamplona, 1926; Buenos Aíres, 1948; El cabalh~ro dé Bristo, Fran– cisco de Asís, Barcelona, 1957. Pero no se limitó la actividad del P. Felder a la domposición de sus obras en el retiro de su celda; conocedora la Santa Sede de las

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