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ORIENTACION DOCTRINAL DE LOS ESTUDIOS DE LOS CAPUCHINOS 65 del siglo XVII (22): Jerónimo de Pistoya (-!" 1570) y Francisco de Mazzara (i- 1588). Pero entrambos habían recibido formación escotista antes de entrar en la Orden. Jerónimo de Pistoya había pertenecido anteriormente a la familia de los Observantes (23); Francisco de Mazzara, a la de los Conventuales, donde ejerció el cargo de profesor de teología en Palermo y Bolonia (24). El primero, ocupado hasta su muerte en la publicación de las obras del seráfico Doctor, conquistó fama inmortal entre los bonaventurianos. También el tomismo cuenta con algun:os seguidores entre los capu– chinos de los primeros tiempos. Así, por ejemplo, el P. José de Trem– blay ('t 1638), el genial colaborador de Richelieu, era un tomista distinguido (25). Igualmente el P. Filiberto de Boneville, del cual soHa decir san Francisco de Sales, su penitente: «Si la Suma de san– to Tomás se perdiera, la hallaríamos completa en la cabeza de este capuchino)) (26). Sin embargo, el único capuchino que publicó una obra sistemática, marcadamente fundada en santo Tomás fue el renombrado teólogo aragonés, Luis de Zaragoza (el Caspense) (27). Bartolomé de Barberiis de Castelvetro, uno de sus admiradores, se lamenta de que no haya consagrado su ingenio y su tiempo al estudio de san Buenaventura: ((Ex penu et fonte thomisticae seu potius neotericorum scholae haurit, absque eo quod vix, seu saltem rarissime mentionem faciat ·doctri– nae seraphíci Doctoris ... O utinam iste doctissimus vír convertisset et sudores suos animumque ad lecturam et elucidationem seraphicae doctrinae, sic enim non fuisset frustratus suo intuitu et fructu! )) (28). Aun cuando los Capuchinos, en su totalidad, siguieron la doctrina de san Buenaventura, no había con todo cJbligación alguna en la Orden que a ello les sujetase. Tratándose de opiniones de escuela y quasi in hunc authorem jurare, multos alios authores legere, et doctrinas nunc ma– gis celebres nec scribere nec tradere deberent». Archivo provincial de Licerna, 5 D. 28. (22) En la segunda mitad de este mismo siglo había algunos escotistas declara– dos que pertenecían, a excepción de dos, a la provincia de Sidlia, donde se se– gÚía generalmente a Escoto. Cfr. PRÓSPERO DE lVlARTIGNE, 455 SS• . (23) BovERIUS, Annales ad a. 1570, XXI. (24) Cfr. DIONISI0 GEN., 119; SBARALEA, 272. (25) La demostración en Lours DEDOUVRES: Le P. Joseph Lecteur en phi!o– sophie, 1603-1604. Etudes Franciscaines, XXIX (1913), 3:37-358, 491-503. Estos ar– tículos ~e publicaron anteriormente bajo el título: «Un capucin thomiste, en Revue des F¡¡cultés catholiques de l'Ouest», 1912. (26) DION. GEN., 276. · (27) Cursus theologicus secundum ordinem D. Thomae, Lugduni, 1641. (28) BARTHOLOMEUS DE BARBERIIS, Cnrsus theologicus ad mentém ser/J.phici Doc– tom sancti Bonaveiiturae, I, Lugduni, 1687, ad Lectorem. 5

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