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62 ORJENTACJON DOCTRINAL DE LOS - ESTUDIOS _DE LOS CAPUCHIN◊S Que repercus10n tuviera esta Bula en la Orden F-ranciscana lo demuestran los escritos publicados poco después sobre san Buenaven– tura. Tres obras únicamente se publicaron sobre el Doctor seráfico en los tres siglos anteriores: «Los Comentariosii, de Rugo Sletstad y de Guillermo Vorilongo, y los «Reportataii, de Esteban Brulefer (7). Pero desde este momento, la literatura- bonaventuriana adquiere propor– ciones considerables. Los Observantes y los Reformados con ellos unidos, permanecieron al margen de todo este movimiento. Hacia la mitad del siglo XVIII nos encontramos tan sólo con el recoleto Matías Hauzer, que publicará dos obras teológicas en las que intentará con– ciliar la doctrina de Buenaventura con la de Alejandro de Hales, Es– coto y san Agustín (8). En cambio, el Colegio de los Doce Apóstoles consiguió no pequeña gloria, aun cuando los Conventuales, en su mayoría, siguen la doctrina de Escoto. Ya el primer Rector del Colegio de san Buenaventura, Pedro Capuleo de Cortoná, publicó comentarios muy importantes so~ bre los dos primeros libros de las Sentencias del Doctcir seráfico. Hacia la mitad del siglo XVII otros dos Conventuales, formados en ese mismo Colegio, escribieron excelentes obras inspiradas en 'san Bue– naventura: Félix Gabrielli de Ascoli y Mateo Ferchi de Veglia, a los cuales se unirá poco después Bonifacio de Augustinis (9). Más numerosas serán- en la Orden capuchina las obras escritas sobre el Doctor de la Orden. Ya en 1593, Pedro Trigoso de Calatayud, en España, publicó el primer tomo en folio de su grandiosa «Surria Bonaventurianaii (10). Pero la muerte arrebató ese mismo año al gran teólogo. Su discípulo y secretario, el P. Miguel de Nápoles, deposita– rio de las obras póstumas del maestro, después de trabajar en ellas por espacio de cuarenta años, logra preparar siete volúmenes en folio; pero murió antes de poder entregarlos a la imprenta. Estos preciosos manuscritos permanécerán sepultados entre el polvo hasta que sean destruídos por los revolucionarios italianos del siglo XIX (11). En 1595, Mauricío Gambarino, tan conocedor de la teología posi– tiva como de la escolástica, escribió un Comentario a los cuatro libros de las Sentencias de san Buenaventura (12). A principios del siglo XVII, Francisco Longo de Coriolano desple- (7) PRÓSPERO DE MARTIGNE, o. M. Cap. La - ;choia.stique et ies traditions francis- caines. Pa'ds, 1888, 439-441. (8) SBARALEA, Supplementum, 532, Cfr. PRÓSPERO DE MARTIGNE, 442. (9) PRÓSPERO DE MARTIGNE, 442-444. (10) Sancti Bonaventurae Summa theoiogica, quam ex eius scriptis in Magis– trum sententiarum scripsit, accurate- collegit et in hunc ordiriem redegit'-copiosisque Commentariis illustravit Petrus Trigosus O. S. F. Capuccinorum, t. I, Roi:nae ex typographia Vaticana, 159_3. (11) Cfr. PRÓSPERO DE: MARTIGNE. -445-447. (12) Commentaria: in quatuor libros Sententiarw1n Seraphici Doctori:s S: - Bona– venturae. MS: en el convento de la Inmaculada Concepción de Génova: DrbNISIO DE GÉNOVA, 246.

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