BCCCAP00000000000000000000681

iCT!TUD DE UJS PRIMEROS CAPUCHINOS FRENTE A LOS ESTUDIOS. 21 rados para entregarse a los trabajos apostólicos; los que no lo es– taban, no recibían de los Capuchinos ni formación ni misión para el apostolado de la palabra. Así lo reflejan con bastant•e claridad las Constituciones de 1529. Distinguen a los sacerdotes venidos a la Orden en predicadores y no predicadores. ¿Es predicador? Puede llevar libros en sus viajes y estudiar. ¿No es predicador? (Poco im– porta que sea sacerdote o simple clérigo). Que deje a un lado el estudio, y se contente con el breviario y un librito espiritual (51) Así se procedía en los primeros años de la Orden. Pero las circunstancias obligaron a considerar las cosas de muy otra manera. La Orden se propagó con rapidez maravillosa. En 1535 contaba, según cálculos de Bernardino de Colpetrazo, 500 religiosos, muchos de ellos ilustres por su ciencia y por su virtud (52), como Jorge y Luis de Regio, Bernardino de Bisignano, Juan de Fano, Ber– nardino de Montolmo, F'rancisco de J esi, y los dos predicadores más célebres de Italia, Bernardino de Sena y Bernardino de Astí (53). Es cierto que muchos de ellos, después de haber estudiado y en– señado entre los Observantes, se pasaron a los Capuchinos precisa– mente por esto, porque consideraban la formación científica como un obstáculo para el espíritu franciscano. Otros, por el contrario, eran bastante avisados para comprender que la nueva Orden no podía prescindir del estudio. Además muchos jóvenes, que revelaban ap– titud y capacidad para el apostolado, pero sin formación alguna, solicitaban la entrada en la religión. No debían éstos limitarse a una predicación moral, como la había practicado Mateo de Bascio en la Congregación por él fundada, y continuaba realizándola, por propia iniciativa fuera de la Orden. Bernardino de Colpetrazo testifica formalmente que «los Capu– chinos predicaban la santa Escritura, preferentemente el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo exhortando a los oyentes a observar los mandamientos de Dios)) (54). Ante este estado de cosas, la Orden no podía permanecer indefinidamente sin tener estudios propios. Por este tiempo, en el capítulo de 1535 fué elegido por Vicario general, el P. Bernardino de Asti, célebre por su santidad y por su (51) Item ordiniamo che li predicatori ch'hanno a predicare il verbo del Sig– nare, quando vanno pe,r viaggio et di luoco in luoco, non portino se non tre libri, che il loro officio richiederá ... L. c. p. 164. (52) «Oltre di ció, non passando molto tempo doppo que] primo comminciamen– to, quasi d'ogni banda delle Provincie d'Italia Iddio benedetto fece venire alla Congregatione nostra molti nominati Padri sí in lettere come aneo illustri e chiari nella santitá della vita)). Cfr. M. H. O.M. C., Vol. I. p. 18, 77. (53) Mario, l. c. y Be,rnardino de Colpetrazo, M. H. O.M. C., Vol. II, p. 258 s. (54) «Predicavano la Scrittura sacra principalmente il. Vangelo santo del N. S. Gesu Christo, cssortando le persone all'osservanza dei commandamenti di Dio». Cfr. Col.petrazo, II, p. 189.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz