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a) Nuestra intervención salvífica generos sobre los hombres y sobre el mundo antigua d en un e la naturaleza presupone nuestra contextc plena inserción en el misterio de la nuevo gracia y el compromiso incondiciona- do en las vías de la perfección evan- gélica Sepamos dar por tanto siempre el primado a los valores fundamentales de la vida franciscana, como la ple– garia y la contemplación, la alegre convivencia fraterna, la práctica de los consejos evangélicos con particu– lar atención a la pobreza, una com– pleta disponibilidad para el servicio de los otros, la perfecta alegría siem– pre y en todas partes, una profunda devoción a la Virgen y en primer lµgar la conformidad con Cristo como camino hacia el Padre del amor. De– bemos ser hombres y mujeres del evangelio: nutrirnos de la palabra de Dios y desarrollar una intensa obra de evangelización, como hicieron san Francisco y sus compañeros de la pri– mera hora. En tal caso, mientras rea– lizamos nuestra santificación personal y comunitaria, seamos también fer– mento vivo en el mundo de hoy. b) Si nosotros franciscanos quere– mos ejercitar en el mundo actual aquella fuerza de seducción que ca– racterizó el tiempo de los orígenes y recobrar fuerzas con la afluencia de numerosas vocaciones, debemos me– ditar sobre nuestra identidad y medir- - 68 - ideal primitivo y atractivo actual