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Hacer grandes cosas mientras que ha ~uerido prescindir de los poderosos (bfr Le 1, 46-53). i - Al hombre de hoy, sumergido in el horizontalismo que pone al margen las aspiraciones a la trascen- 4encia, Francisco tiene mucho que tj.ecir. Su existencia estuvo empapa- 4ª del sentido de Dios. Todos sus esfuerzos, de pensamiento y de acción, iban dirigidos hacia Dios Padre en 4n crescendo de amor cada vez más fbsorvente. Este itinerario intenso, frientado al padre mediante Cristo a. través de una incesante conversión, ~e llama penitencia y conversión. Aun en proporciones diversas, todo ~ranciscano debe sentirse empeñado rn este camino de perfección evan– $"élica. Su vida, si está llena de Dios, puede contribuir decididamente a tlespertar en el hombre actual una prov,echosa tensión hacia lo sobrena– tural y en especial Dios, Padre y Providente, meta suprema de la es- 1 h . peranza umana aunque no siempre en forma explícita y consciente. ¡--_ En un momento histórico do– finado por preocupaciones económi– cas, el testimonio franciscano de po– ~reza tiene un rol especial que cum– ¡plir. Los seguidores del Poverello de- en sentirse libres de los bienes fu– gaces y mantener el corazón despren– dido; no deben apegarse demasiado a las obras materiales, que frecuente– mente se demuestran contraproducen- - 57- comunión con Dios pobres, obedientes y castos como Cristo