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evangelio y con las fuentes francis– canas; - sentirse libres de exageradas preocupaciones por la vida presente; hacer de Cristo el firme apoyo de una creciente experiencia de fe, abrir el corazón a las necesidades espirituales y materiales de los otros a través de una generosa disponibilidad para los servicios humanitarios, sociales, eco– lógicos y religiosos que se hicieran necesarios y convenientes. De este modo y en nuestro tiempo el Señor visitará su tierra y todos serán invitados a admirar las mara– villas que El una vez más realiza en el universo por medio de sus siervos (cfr lC 36). Entonces el mundo son– reirá y la mies del reino más ]lozana, germinará; aparecerán las flores per– fumadas y madurarán los frutos de bondad. Resonarán todavía acciones de gracias, se alzarán himnos de ala– banza y, como sucedió en los tiem– pos del Poverello, muchos aprenderán a conocer y amar al Creador del uni– verso (cfr lC 37). Aun el cosmos, perturbado en su maravillosa armo•– nía, podrá ser recuperado como ami– go del hombre. d) Otro desastre, por desgracia pastoral macroscópico, que parece propio de de la esta época, es aquel que pesa sobre la familia familia y sobre el diálogo de la pare- ja, no defendida ya por el ambiente ni protegida por sus valores tradicio- nales. Las cambiadas condiciones de - 53 -
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