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criterios morales podrán dejarse con– tagiar del nuevo clima que va instau– rándose en el mundo humano. Entre una evidente crisis de valores y las incertidumbres que amenazan sobre la humanidad, los franciscanos están llamados a obrar con aquel es– píritu de fe que animaba a san Fran– cisco cuando estrechaba entre sus bra– zos al leproso, daba el manto a quien sentía frío, llevaba de comer a los ladrones. En el mundo de hoy hay un grande espacio para el amor de hechos que ha siempre distinguido a los franciscanos en tantas circunstan– cias históricas. Y no se trata solamen– te de medios financieros o de cons– trucciones materiales que se habrán de llevar a término. En un clima en el que el hombre está encerrado en sí mismo y despreocupado de los otros, urge, sobre todo, una válida disponibilidad de recursos humanos. Se propone, en consecuencia, insti– tuir un "centro de programación fran– ciscana" que provea a solicitar y a acompañar el personal puesto a dis– posición por todas las fuerzas fran– ciscanas para responder a las múlti– ples exigencias del momento actual y del futuro. Mancomunados por el mismo ideal y unidos en una frater– na colaboración evangélica, los segui– dores de Francisco pueden dar vida a una "rápida intervención francisca– na" para curar los diferentes males físicos y morales de los hombres nuestros hermanos. - 50 -