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tos positivos, surgidos como por en– canto de la obra del Concilio Ecumé– nico Vaticano II y sobre todo de la acción del Espíritu Santo: el fervor por los estudios, nuevas perspectivas teóricas y pastorales, rejuvenecimien– to litúrgico, resonancia universal del catolicismo, toma de conciencia y más vasta intervención de los laicos, eman– cipación de oropeles y estructuras que podían sofocar el espíritu, etc. Los franciscanos no pueden limi– tarse a rechazar cuanto no está en conformidad con la "mens ecclesiae catholicae", sino que deben saber además condividir la tarea de la ver– dad en forma constructiva, empeñán– dose en la compleja problemática teo– lógica con todas sus implicaciones en el momento actual. Según el espíri– tu del seráfico padre Francisco de– ben aplicarse con humildad y con in– terés de servicio hacia la comunidad cristiana o iglesia, a todos los niveles, huyendo toda tentación de ostenta– ción personal o corporativa. Francisco respeta y ama a los teó– logos porque "nos dan espíritu y vi– da" (Test 15; cfr también 2C 163 y LP 7); éstos no deben considerar la doctrina teológica como propiedad pri– vada o como palestra de exhibicio– nismo personal, sino que deben ofre– cer un servicio de transmisión de la misma a la comunidad (cfr lR 17,3-4). - 43 -