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Mas, para reproponer eficazmente el Cristo del evangelio en su realidad teándrica, se necesita aún más. Fran– cisco de Asís nos enseña cómo encon– trar a Jesús hermano, cómo imitarlo, cómo transmitir a los demás la fe en él. Es necesario que Cristo sea ope– rante en nuestra vida y en nuestro testimonio, no sólo en nuestra cultura y en nuestra acción pastoral. Además, para mejor encarnar el misterio pascual de Cristo, bajo el ejemplo del Seráfico Padre nosotros franciscanos confirmamos una plena disponibilidad hacia la Iglesia, obe– diencia al Papa, reverencia a los obis– pos, profunda estima hacia los sacer– dotes (cfr lR, prol 4; 2R 1,3; Test 8-11 ; Adm 26,1-4). De este modo el hombre de nuestra época llegará a reconocer que sólo en Cristo está la salvación, porque él es "el Hijo de Dios viviente (Mt 16,16) y solamente él tiene "palabras de vida" (Jn 6,68). Este punto focal de la his– toria humana y cósmica debe polari– zar el entendimiento y la voluntad del hombre contemporáneo (cfr RH 7-13). c) En el campo teológico han apa- la reciclo un poco por todas partes de– sorientaciones debidas en parte a las dificultades reales del iter del aggior– namento y en parte a posiciones de– masiado personales. No obstante, una mirada global y cristianamente op– timista encuentra numerosos aspee- investiga– ción teoló- gica como servicio a la comunidad -42-

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