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b) El hombre de hoy, apegado a la tierra y a los bienes económicos, apenas si siente interés por Jesús a quien por otra parte ve con simpatía en su dimensión humana. Demasiado a menudo el entusiasmo es superfi– cial y pasajero, como una moda ori– ginal entre tanta fatiga y penuria de valores; frecuentemente aparece sin ninguna proyección vertical, otras veces directamente desacralizante (cfr ciertos films, recitales, musica– les, blue jeans, publicidad). San Fran– cisco amonesta "a todos los que vie– ron al Señor Jesucristo según la hu– manidad y no lo vieron y creyeron, según el Espíritu y la divinidad, que El es el verdadero Hijo de Dios" (Adm 1,9). El franciscanismo, animado, como el Poverello, de la pasión por el Hijo de Dios, no puede estarse a ver lo que los otros hacen a su modo, ni puede contentarse con una fácil crí– tica. Debe saber contraponer una creatividad pastoral que mejor res– ponda a la espera de la gente, recu– rriendo a una sana inventiva, sirvién– dose de los nuevos medios hoy dis– ponibles y utilizando también las ex– periencias positivas de los otros. Fue en un clima espiritual abierto y dinámico como los antiguos fran– ciscanos dieron vida a algunas téc– nicas pastorales, que luego se reve– laron muy valiosas, como por ejem– plo el teatro religioso popular en el siglo XIII y el Vía Crucis más tarde. -41- Cristo hoy entre moda y fe

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