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son del todo originales y únicos [ La visión que Francisco tiene del hom– bre es fundamentalmente optimista. Ninguno puede ser marginádo, aun siendo pecador. De hecho, todo hom– bre, propiamente en cuanto tal es imagen de Cristo y semejanza del Padre (Adm. 5,1). En un clima de respeto incondicional, su relación hu– mana se expresa de igual modo con papas, obispos, sacerdotes, hermanos, hermanas, nobles y pobres, ladrones, bandidos, enfermos, no creyentes, etc. En la experiencia mística del Santo de Asís el hombre tiene dimensiones universales en el más pleno sentido de la palabra, tanto en un sentido geográfico como temporal. En sus escritos y en su actitud Fran– cisco demuestra privilegiar especial– mente, con la graduatoria de sus pre– murosas atenciones, dos categorías de personas en las que ve una presen– cia del todo particular de Cristo: los leprosos y los sacerdotes, como él mismo afirma en el Testamento (1-3 y 8-11). Los leprosos son la imagen vi– viente del Cristo Paciente, al cual dirige su pensamiento cuando quiere comprender la medida del amor de Dios. La ternura caritativa en hechos al servicio de los leprosos, los "her– manos cristianos" por excelencia, es signo de una auténtica conversión al evangelio (cfr. Test 3-4): el horror por la lepra significaba "estar en el pecado", mientras la capacidad de be- -26- dos categorías privilegiadas los leprosos y los sacerdotes

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