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l. Lo que Francisco ha hecho por Dios y por la Iglesia. "Puesto que soy siervo de todos, a todos estoy obliga– do a servir y a suministrar las perfumadas palabras de mi Señor" (2CtaF 2). Francisco en su testamento recono– ce con cierta ins:.stencia que solamen– te Cristo le ha guiado por el camino de la verdadera plenitud humana re– velándole su vccación eclesial y so– cial. Los ideales que le ofrecía el mundo burgués y que le proponía la sociedad guerre:::-a, le habían profun– damente desilusionado, madurando en él la convicción de que ninguna meta puramente humana podía res– ponder adecuadamente a las llama– das más íntimas de su corazón gene– roso por naturaleza abierto a gran– des aspiraciones. Sólo cuando salió del mundo y comenzó a hacer peni– tencia (cfr. Test. 1 y 4) descubrió la propia identidad y comprendió lo que debía hacer para sí y para los otros. El trato, lleno de candor, que tuvo - 17 - el Dios del evangelio principio y fin

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