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algunas de nuestras fraternidades, cursos de re– novación y actualización formativa. Creemos que esto es laudable, aunque insuficiente. De– seamos apoyar a los Hermanos que se decidm.1 por la realización de cursos superiores de teo– logía, pastoral u otras ciencias eclesiásticas, mé– todo que juzgamos un medio bueno y eficaz en orden a realizar una verdadera y auténtica for– mación. También es verdad que hay Hermanos que apenas dedican tiempo a la lectura informativa y al estudio de aquellos temas que, quizás, no van con la línea de su educación y mentalidad, que, tal vez, sería mejor cambiar para un más eficaz servicio a la Iglesia y al proyecto de vida franciscano-capuchina. A estos recordamos el principio de que "las Iglesias particulares pro– fundamente amalgamadas, no sólo con las pe:-• sonas, sino también con las aspiraciones, las ri– quezas y los límites, de las maneras de orar, de amar, de considerar la vida y el mundo que distinguen tal o cual conjunto humano, tienen la función de asimilar lo esencial del mensaje evan– gélico, de transvasarlo, sin la menor traición a su verdad esencial, al lenguaje que esos hom– bres comprenden y, después, de anunciarlo en ese mismo lenguaje" (Evangelii nuntiandi, 67). Proponemos, con satisfacción, las conclusio– nes operativas del encuentro de Granada, que pide la programación de iniciativas en este cam- 16