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cultades de teología; esto exige del clero un ,.alto nivel de preparación. Es de prever que .la misma fe de los sacerdotes del mañana estará expues– ta a mayores peligros que en tiempos pasados. De hecho, la experiencia muestra ya las dificul– tades encontradas por algunos sacerdot.es en su– perar las pruebas de incredulidad y de escep– ticismo ambiental. La formación del sacerdote debe prever esta dura situación. En efecto, di– fícilmente se podrá permanecer firmes en la fe y confirmar a los propios hermanos creyentes, sin una formación teológica que esté a la altura de este estado de cosas (Sagrada Congregación para la Educación Cristiana, La formación teo– lógica de los futuros sacerdotes, núms. 6 y 7) . Para todos los Hermanos, clérigos .y no clé– rigos, la formación permanente es hoy también una exigencia de honestidad profesional. La consagración al servicio de unos hombres muy sensibles a los deberes propios de la profesión, exige de nuestros religiosos que en su "profe– sionalidad" de hombres consagrados al servicio ajeno respondan a sus contemporáneos con hon– radez, es decir', con conocimiento exacto de lp,s exigencias de la vocación cristiana y religiosa, sobre las que se va a pedir y buscar ~u parecer. 7. ESTIMULO PARA LOS ESTUDIOS SUPERIORES DE TEOLOGIA Constatamos que se vienen organizando,- en 15