BCCCAP00000000000000000000678

32. Una fraternidad en la cual no se hace habitual– mente la oración comunitaria no puede llamarse fraternidad cristiana, y menos franciscana. Cuan– do un hermano está ausente en forma habitual de dicha oración, la misma fraternidad ha de sentir preocupación por él en cuanto de ella dependa (Const. n.º 94 y 95; C. P. O. Quito, II A, 10). 33. Es verdadera oración comunitaria aquella en que todos participan de hecho y en que la verdadera hermandad viene expresada en la confianza, comprensión y caridad recíproca (Const. n.º 73). A este efecto pueden ser útiles, conforme a nues– tra tradición, los coloquios espirituales, la comu– nicación de experiencias, la reflexión evangélica participada, las celebraciones comunitarias de la penitencia y de la palabra, la revisión de vida y otros medios parecidos (Admon., 21; Consti– tución 1536 n. 0 3; Const. 149). 34. La fraternidad local debe interpelarse a sí mis– ma en los capítuilos, sobre la oración comunita– ria e individual de los hermanos. 35. Siendo la vida fraterna la condición primaria y fundamental para un desarrollo normal de nuestra vocación franciscana, allí donde los her– manos se ven obligados a vivir solos, reúnanse al menos periódicamente para participar en la -58-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz