BCCCAP00000000000000000000678

III. EL TESTIMONIO DE POBREZA EN EL USO DE LOS BIENES 1. Consideramos la pobreza, en cuanto virtud evan– gélica y franciscana, como participación en la condición kenótica de Cristo; por lo mismo, afecta más a las personas que a las cosas. La mera observancia de todas las normas en el uso de los bienes así personales como comunes no hace a los hermanos verdaderamente pobres. Nuestra pobreza, tal como ha sido propuesta por San Francisco en el Cap. VI de la Regla, ciertamen– te nos hace ricos con todos los bienes del Reino de Dios, pero en cuanto nos libera en espíritu y de hecho de los bienes terrenos, nos lleva a fina– lizar todos nuestros bienes para bien de la Igle– sia y de la sociedad. 2. Estamos persuadidos de que, siendo la pobreza ·carisma nuestro especia:!, no cabe auténtica y ver– dadera renovación si la pobreza tari.to individual como colectiva no es visible inmediatamente co– mo manifestación de una realidad interior y tan explícita que no necesite de explicaciones ni dé lugar a subterfugios. -31-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz