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les y han de hacer por suscitar en torno a ellas otras comunidades eclesiales, especialmente fran– ciscanas y que reciben el nombre de comunidades de base. 3. A nuestro juicio, estas nuevas fraternidades han de ser: a) Vivenciales, es decir, formas de una vida franciscana que brota de la persona de Cristo. b) Enderezadas al desarrollo de la persona, de manera que cada cual pueda actuar su ca– risma personal, pero en beneficio de toda la fraternidad y de la Iglesia. e) Empeñadas en la constante renovación es– piritual y en la búsqueda incesante de nue– vas formas más perfectas. d) Pluriformes, a tenor de las diversas situa– ciones. Para que estas fraternidades en América Latina sean verdaderamente minoríticas: a) Habrán de aparecer animadas de espíritu de servicio y de disponibilidad para con to– dos, como signo profético de solidaridad. b) Sobre todo, como verdaderamente pobres, habrán de hallarse presentes entre los po– bres con su vida y con su testimonio. -12-

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