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comprender a todos que hoy los caminos de la misión son psicológicamente más complejos que en el pasado. Las nuevas situaciones personales y apostó– licas nos obligan a concebir el servicio misione– ro a base de la cualificación y de la preparación. No se mire tanto al número de misioneros que tiene la Provincia, sino más bien quiénes son y qué preparación tienen. Para un trabajo eficaz de sensibilización, las Provincias intercambien personas preparadas y con experiencia en ese campo. A través de este intercambio eclesial y fraterno de valores y servicios se renovará más fácilmente en nuestra Orden el espíritu misionero- Formación 36. Para garantizar esta dimensión misione– ra es indispensable, tanto a nivel de toda la Or– den como de las Provincias, que se promueva una formación y una puesta al día respecto a los temas y problemas misioneros; y esto tanto para todos nuestros hermanos como para aque– llos que encarnan de hecho, dondequiera que se encuentren, este importante aspecto de nues– tra vocación apostólica. Con este fin: * * nuestras Provincias promuevan una pro– fundización teológica y espiritual del aspecto misionero de nuestro carisma franciscano, de modo que se logre una auténtica renovación apostólica; nuestros educadores, sensibles a los va– lores apostólicos de nuestra identidad - 44

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