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El hermano menor sabe que el marxismo, en cuanto se presenta como materialismo científi– co, niega a Dios e intenta destruir la Iglesia, la religión y el sentido del misterio del hombre. Pero también cree, con plena confianza, que es~ ta ideología no prevalecerá. Tenemos ya la ex– periencia histórica de que la Iglesia puede so– brevivir haciéndose más evangélica y liberán– dose de muchos condicionamientos tradiciona– les. La postura franciscana, pues, ante el mar– xismo es ésta: * * * * * reavivar la fe en el poder del Evange– lio y en la gracia de Cristo resucitado ; permanecer con el pueblo, compartir las duras condiciones de vida y lograr que no pierda su confianza filial en el Padre; reconocer las instancias comunes y ac– tuar por el bien del pueblo -en todo aquello que no vaya contra el Evange– lio- luchando contra el subdesarrollo y para que todos tengan dignas condi– ciones de vida ; no ser en modo alguno, oponiéndose al marxismo, representantes del otro sis– tema (el capitalismo), sino más bien ir entre los marxistas y dialogar con ellos, como San Francisco que, pese a los sis– temas opuestos de su tiempo, fue al Sultán, habló con él de hombre a hom– bre, y después envió a sus hermanos "entre" los sarracenos, no contra ellos ; creer, finalmente, en la bondad funda– mental del hombre y esperar que tam- - 34-

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